6 de enero de 2014

¿Será este el año del autoempleo?

Dada la situación económica actual en España – la cual no voy a describir, pues creo que es harto conocida – el autoempleo se presenta como una opción muy viable y, a menudo, la única a la que pueden aspirar muchas personas. El perfil del autónomo que emprende su propia empresa es un joven de entre 20 y 30 años, en paro, y que no tiene más opciones de trabajo que las que él o ella pueda proporcionarse.

Considero más que loable, como se suele decir con la que está cayendo, que siga habiendo emprendedores en nuestro país. Por desgracia, creo – aunque no pondría las manos al fuego por ello – que hay poco apoyo por parte de las autoridades. Supongo que subastar el castillo de Maqueda es prioritario en estos momentos y urge mucho más hacerse con los millones que tal construcción puede reportar al Estado que iniciar, mantener y difundir un programa de emprendedores válido para todos los ciudadanos con ganas de hacer algo por generar empleo.

Voy a proceder a aportar mi granito de arena a quienes se planteen emprender en España. Hay algunas claves para avanzar en este tipo de proyectos, y son las siguientes: hay que tener confianza en el proyecto, hay que mantenerse actualizado y tener formación, se precisa constancia y organización. Una preparación previa de todas las cuestiones relacionadas con el negocio es muy aconsejable.

Una vez más, por desgracia, gran parte de los preparativos y de las acciones necesarias deben llevarse a cabo por cuenta propia casi exclusivamente. No hay nadie - y cuando digo nadie es nadie – que nos ayude en las primeras etapas del proyecto. Los servicios de asesoramiento no son gratuitos y los que sí lo son no ayudan en absoluto. Por lo tanto, el emprendedor se ve sumido en una especie de situación de supervivencia. Debe ser responsable de sobrevivir ante la adversidad y adelantarse a lo que se avecina.

Éste es uno de los grandes impedimentos ante la creación de nuevas empresas, la falta de apoyo y orientación, por no mencionar la inversión necesaria. Toda empresa necesita dinero para surgir y, actualmente, el grifo está cerrado para casi todos. Una forma de saltar esta barrera es autofinanciar el proyecto mediante algún mecanismo. Es decir, encontrar una fuente de ingreso – la que sea – que inyecte capital en el proyecto y a partir del mismo pueda avanzar la maquinaria.


Sin embargo, la autofinanciación es limitada para proyectos pequeños y no está exenta de barreras administrativas, pues el Estado – generosamente- exige siempre su tajada. Todo esto dificulta el autoempleo pero no lo imposibilita. Hay formas de hacer viable estos proyectos y prueba de ello son los emprendedores que encuentran su camino en la selva de los negocios, donde solo el más apto sobrevive.

César P.

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