8 de marzo de 2016

La maravillosa atención en La Paz – parte 2

Después de tomarnos los datos pasamos a la salita de espera. El sitio no estaba mal, había espacio, una tele cutre y suficiente luz como para no morirte del asco. Llegamos a las 7.30 pm aproximadamente y nada me podría anticipar la tela de horas que nos quedaba por esperar allí. Nos sentamos en un extremo de una fila de asientos y no tarde en observar que allí había poco movimiento. De rato en rato, alguien llegaba o se levantaba de su asiento para devolver el riego sanguíneo a sus cansadas piernas después de horas de espera. 

Había gente que estaba allí cuando llegamos y que seguía en sus asientos cuando nos fuimos. La relevancia de este dato será aún más evidente después.

Paso una hora y nadie nos llamó ni por casualidad. Cuarto de hora después empecé a pensar que:

1. No era normal que tardasen tanto en llamarnos pero sobre todo,
2. no era normal que no llamasen a NADIE. Creo que entraron a consulta dos personas en una hora, si acaso. Como para unas prisas en la urgencia de maternidad… tiene guasa el asunto.

Así que le sugerí a Tamy que preguntase si se habían confundido con su nombre en admisión, yo me quedé en la sala por si llamaban. No llamaron. Ella volvió y a los minutos empezaron a llamar a gente, a los 5 minutos llamaron a Tamy, ¿casualidad? No, resulta que se habían olvidado de que estábamos allí por completo. Mientras ella estaba dentro en revisión llamaron a una mujer. La pobre se levanto hacia la puerta claramente adolorida y nada, no abría la puerta porque quien tenía que abrir desde dentro se olvidó, ¡pero acababa de llamarle por megafonía! Esa memoria a corto plazo...

Por culpa de este despiste, la mujer tuvo que esperar varios minutos de pie. Justo cuando iba a sentarse para calmar su dolor, le llamaron de nuevo y abrieron la puerta de las consultas. ¡Casi parecía una broma de cámara oculta! Salió Tamy. Me dijo que le habían hecho daño y la mujer que le atendió estaba de mala leche. Resulta irónico que una mujer haga daño a otra en una exploración vaginal, ¿no os parece? El mundo al revés porque según me cuenta los hombres suelen ser más delicados en esas tareas.

Teníamos que esperar a los resultados del urocultivo que hacen en urgencias, es algo así como una prueba muy rápida que sólo muestra lo básico, puede fallar tanto como escopeta de feria pero es un indicador al menos. Esta vez la espera paso más ligera, volvieron a llamarla por megafonía y salió rápido.

Vaya, casi un par de horas. No iba a ser para tanto esta visita a urgencias - pensé mientras esperaba que Tamara hiciese su visita de rigor al servicio. Salió gritando con cara de fantasma. Había sangre.

César P.

No hay comentarios :

Publicar un comentario