En España es habitual corregir un problema recurrente a base
de multas o tasas que asusten a la gente. Es un ejemplo simple de
condicionamiento hacia el ciudadano, en caso de que incumpla cierta norma hay
un castigo. Qué mejor castigo que tener que pagar una cuantiosa multa, ¿verdad?
Esa parece ser la lógica de quienes diseñan estas cosas. Una
nueva reforma en las leyes sugiere que los padres de menores que sufran
intoxicaciones etílicas sean sancionados con multas. Lo mismo ocurrirá si los
menores se emborrachan en la calle o en sus domicilios, siendo más severas las
consecuencias en este último caso.
Pero, ¿esto corrige el problema o se limita a ser una medida
recaudadora para las arcas públicas? Las asociaciones de padre han mostrado su
rechazo con estas medidas y alegan que son solo una forma de recaudar dinero
por parte de la administración. Añaden que no se trata de ninguna medida
correctora de la situación y que esta no es la forma de solucionar el problema
del consumo de alcohol por parte de menores de edad.
Empecemos con algunos datos en los que basarnos. La edad
media de iniciación en el consumo de alcohol en España es de 13.7 años. Es decir,
ni siquiera 14 sino que hay muchos menores que prueban el alcohol antes. Sobra
recordar que la edad legal de consumo de alcohol es de 18 años. Luego, ¿qué
está pasando?
Hay más de 4 años de diferencia entre la edad legal y la
edad media real. ¿Cómo es posible? Al parecer, los mecanismos de control
fallan. La venta de alcohol a menores está prohibida por ley pero cómo explicar
la discrepancia entre edades de consumo sino aduciendo que, en contra de la
ley, se vende alcohol a menores.
No creo que todos los menores que consuman alcohol tengan
amigos mayores de edad que siempre les proporcionen las bebidas. Debe de haber
muchos menores que consiguen, de alguna forma o algún lugar, comprar alcohol.
El problema no es solo de los menores, sino de los adultos que amparan este
comportamiento.
Los primeros culpables, y únicos, son los adultos que
permiten y alientan esta situación. El consumo de alcohol está muy extendido en
España, tanto así que los menores de edad buscan ser mayores de lo que son
consumiendo alcohol. Esto tiene las consecuencias que podemos esperar, pues
unos menores bebiendo bebidas alcohólicas pueden acabar en muy malas
condiciones.
Por ello, y lamentablemente, es un hecho que cada fin de semana
llegan varios menores a cada uno de los hospitales del país por intoxicaciones.
¿De quién es la culpa? ¿Se resuelve con multas? Una vez más la clave es la gran
olvidada en España, la educación.
Educación para los menores en comportamientos responsables y
para los padres, pues deben saber velar por el bien de sus hijos. También se
debe educar a los vendedores de bebidas alcohólicas y a la sociedad en general,
para que no permita ni ampare este tipo de comportamientos.
Los menores son el
futuro de España, ¿qué nos espera si van por allí bebiendo en vez de hacer lo que deben hacer…? Sí, hablo
de estudiar de nuevo.
César P.
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