Ya he hablado
anteriormente – estoy casi completamente seguro de ello – sobre la manipulación
que hay detrás de las cifras del paro. O mejor dicho, el maquillaje con el cual
se presentan los números relacionados con el empleo y el paro en este país. No
hay que confundir la verdad con una tergiversación
de la verdad, ni con una verdad light,
ni, mucho menos, con una verdad a medias – también conocido como mentira.
Es muy fácil cambiar el
tono de voz, elegir las palabras adecuadas – eufemismos varios – y omitir – esta es la clave de la
manipulación de los datos – cierta información causando un efecto en la
población que no se obtendría si se dijese todo. Puedo entender el interés de
los políticos en reducir o minimizar el stress de las personas – pues qué otra
razón podrían tener para ocultar información… – pero creo que tal y como están
las cosas nos merecemos la verdad, y nada más que la verdad.
No quiero pensar que la
voluntaria omisión de datos en los comunicados y medios tenga nada que ver con
la intención de intentar maximizar las posibilidades de ser vencedor en las
próximas elecciones, dejaremos esos pensamientos de lado por un momento.
Hablemos del paro en el pasado mes de diciembre. Una vez más, las cifras
indican una bajada en el paro y una subida en la afiliación en Seguridad
Social, pero veamos más cifras. Los contratos indefinidos han disminuido en
casi un 11% y cerca del 40% de los desempleados no tienen ya prestaciones de
ningún tipo.
Las cifras indican, antes
que a una mejora, a un aumento en la precariedad. De poco sirve que haya habido
más empleo en diciembre si la mayoría de las personas que no tienen un trabajo
están en peores condiciones que antes. Además, de poco vale que crezca puntualmente
la afiliación a la Seguridad Social si solo va a durar durante la conocida
campaña de Navidad – fecha del año en la que siempre hay más empleo, por poco
que sea. Por ello, la reacción de varios colectivos no es nada optimista de
cara a las cifras del paro en el último mes de 2013.
No parece, pues, que las
cosas estén mejorando de ninguna forma. Más bien, todo indica a un aumento
progresivo de los contratos basura y de trabajos en los que las condiciones
laborales brillan por su ausencia. Además, entran en una situación preocupante
las personas que no tienen forma de conseguir ninguna prestación y que han
agotado hasta el último subsidio. ¿De qué van a vivir si no hay trabajo para
ellos ni pueden hacerse con ninguna fuente de ingreso fija?
Esto es lo que debería
preocupar a los políticos en vez de intentar vender la apariencia de mejora. No
hay mejora, señor Mariano Rajoy, y – lo que es peor – no hace falta ser ningún
economista para darse cuenta de ello. Por lo tanto, no entiendo a quién
pretende convencer con sus reiteradas declaraciones llenas de optimismo. Desear
lo mejor para el país, por injusto que sea, no nos va a sacar del hoyo. Es más
efectivo ponerse manos a la obra que buscar palabras bonitas para enmascarar la
realidad.
César P.
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