21 de marzo de 2013

No se puede alcanzar el éxito sin correr algún riesgo.


La mejor forma de medir la confianza de una persona es ver su disposición para aceptar riesgos. El miedo queda reflejado en el grado en el cual una persona evita el riesgo.

El dicho popular “Quien nada arriesga, ni pierde ni gana nada” tiene mucha base de verdad. El riesgo, que implica la posibilidad de perder, es tan necesario para triunfar, como es necesario respirar para vivir.

Ninguno de nosotros podemos vivir completamente libre de riesgos porque ello implicaría hacer cambios radicales en nuestras vidas, no podríamos conducir por el riesgo que conlleva a tener un accidente, por ejemplo, o no dejaríamos que nos ingresaran en un hospital por el riesgo que conlleva a ser contagiados de una grave enfermedad.. etc. El objetivo de una seguridad absoluta acabaría también, con la economía de la noche a la mañana, tendríamos que sacar el dinero del banco por miedo a una quiebra, o nadie iniciaría una nueva actividad por miedo a fracasar porque otras empresas similares fracasaron, y así podríamos numerar infinitas posibilidades.

Las personas que se orientan hacia el éxito asumen riesgos y algunas veces los riesgos desembocan en fracasos, según un informe publicado recientemente se asegura que el 37% de los millonarios actuales, fueron a la quiebra después de haber acumulado riqueza pero se recuperaron y volvieron a ganar dinero. Ningún inversor acierta siempre, y las personas que construyen centros comerciales, barrios residenciales o edificios de oficinas, a veces pierden dinero.

Hay momentos en los que a todos nos gustaría abandonar, y si no tenemos cuidado, abandonaremos. Pero es de suma importancia tener confianza en nosotros mismos y conocer el alcance de nuestras posibilidades. Te vamos a dar algunos consejos para aumentar esta confianza en tus capacidades:
  • Si sientes miedo al hacer algo, lo mejor es hacerlo, justo en este momento el miedo habrá desaparecido.
  • Intenta recordar siempre esas victorias conseguidas, nunca pienses en los pequeños fracasos.
  • Una derrota hay que verla desde el lado positivo porque siempre representa un aprendizaje, aprender de los errores es la mejor forma de no volver a cometerlos.

El secreto del éxito no está en evitar siempre los fracasos sino en salir fortalecidos de ellos ya que una derrota proporciona siempre la posibilidad de aprender una lección.

Desgraciadamente, la educación que hemos recibido se centra en cómo evitar los riesgos, no en como beneficiarse de ellos asumiéndolos. Y asumir riesgos no significa jugar al azar, cuando se asume un riesgo, uno tiene cierto control sobre los resultados.

Nuestro consejo, por tanto, es: Ten el valor de arriesgarte!!

Lady Blue

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