Así es, por irónico que
sea que los partidos que defienden la democracia a capa y espada de cara al
público operen en modo de dictadura por dentro, esta es la realidad que
tenemos. Al parecer, a la hora de votar o decidir, los líderes de los partidos
políticos esperan que todos sus militantes sigan unánimemente cada uno de sus
dictámenes. Y lo que es peor, censuran a quien declare algo en contra de lo que
es el paradigma del partido.
Sin embargo, todos
sabemos cómo funciona la mecánica de pertenecer a un partido político. Uno
puede ser de un partido pero no estar
de acuerdo con todo lo que se acepte
como bueno en este partido. Cada uno de los militantes tiene sus propias ideas,
y esto no cambia cuando uno asciende dentro del partido. Pero, parece ser que
la expresión libre de ideas no es algo que los dirigentes promulguen, ni promuevan,
ni acepten. Lo castigan y ocultan en las sombras para que las personas no oigan
cosas que no deben.
Por poner un ejemplo
reciente, hace unos días el segundo al mano de la organización juvenil del PP,
Nuevas Generaciones, y diputado en el parlamento gallego, Javier Dorado, osó cuestionar el anteproyecto de la ley
del aborto y fue – debidamente – desautorizado. Es decir, no se permite que
este señor muestre su opinión abiertamente. Sí, es verdad que no hubo una
declaración oficial de la organización a este respecto, pero recordemos que un
individuo puede hablar por sí mismo cuando le apetezca.
Y no hablamos siquiera de
una opinión diametralmente opuesta ni en contra del anteproyecto en sí. Lo
único que Dorado mencionó es que no
deberían complicarse las cosas más y dio a entender que debería darse más
margen a las parejas en el caso de malformación del feto. A pesar de ello, NNGG
– Nuevas Generaciones – se apresuró a dejar claro que es la opinión de un
afiliado pero no la del partido. Creo que todos sabemos la diferencia entre una
declaración particular y una oficial, que además no corresponde a Dorado salvo
circunstancias especiales.
Podría enumerar casos de
situaciones parecidas pero no creo que una lista nos ayude a llegar a una
conclusión más deprisa. Lo que sucede en España es algo muy lamentable y es que
de cara al público se defiende la democracia y la libertad de expresión pero
por dentro los partidos se rigen con mano de hierro. De esto son evidencia las
votaciones en los parlamentos y el congreso, en las cuales se espera de los
miembros de un partido la unanimidad.
No sabía que formar parte
de un partido implicase vender el alma y sustituirla por lo que el dirigente
diga pero este parece el caso. En vez de tener X miembros trabajando por una
causa común, creo que el interés de algunos dirigentes es tener X votos en una asamblea
para, mediante ello, conseguir y asegurar objetivos. Y este es el problema – la
mentira – de los partidos políticos; sistemas que olvidan una verdad muy básica
sobre el individuo, a saber: que no hay
dos personas que piensen lo mismo, en absoluto, sobre una cuestión determinada.
Y, ya de paso, por eso me
parece inaceptable que haya – hoy en día – leyes altamente restrictivas.
No hay comentarios :
Publicar un comentario