14 de marzo de 2016

Cuando te sientes como un padre

No sé cuando empezó todo esto pero al principio del embarazo de Tamy yo no me sentía radicalmente distinto a como me había sentido en el pasado. Pero ahora sí noto algo fuerte que se mueve dentro de mí en algunas situaciones y me estremece de una forma no comparable a nada más en la vida, ni siquiera al sufrimiento causado por un desamor. Es lo que he denominado “sentirme como padre”.

Alejandro aún no ha nacido pero ya han sido unas pocas las aventuras que hemos tenido que resolver Tamara y yo por el camino. A menudo, eventualidades de las que sales del paso como puedes sin más. Este tipo de situaciones aunque causan cierta confusión a veces son solventables pero algunas veces las cosas se tuercen demasiado. Lo que nos pasó con el “mal” diagnóstico de oligohidramnios es el ejemplo de cuanto se puede ir al garete todo en poco tiempo.

En asuntos médicos, no es bueno fiarse al cien por cien según qué cosas y tengo claro que en cuanto pueda me haré con un seguro médico privado. Lo de Seguridad Social está muy bien por eso de que te atienden pero el servicio no siempre es adecuado. Antes del embarazo de Tamara, yo apenas había pisado un hospital o centro de salud. Hoy en día, conozco unos cuantos y hasta sé cómo son por dentro. He pasado tiempo en el Severo Ochoa, Ramon y Cajal, La Paz, La Princesa y, en el más cercano varias veces, el Hospital del Henares – cuyas plantas me sé al dedillo y también tengo localizadas las máquinas de café.

Yo apenas me he enfermado en mi vida. Si bien tengo debilidad por las infecciones de garganta, lo habitual siempre ha sido una visita rápida al centro de salud y poco más. Esto de conocer hospitales y centros de salud es algo completamente nuevo para mí. Ahora si puedo comparar el servicio en varios lugares y puedo decir que como tengas que depender de Seguridad Social para todo, el asunto se vuelve desesperado en ocasiones.


Incluso en urgencias puedes acabar echando la noche. Creo que los recortes son evidentes y algo debe hacerse al respecto para que eso se resuelva. El dinero que pagamos los contribuyentes no es de coña, es contante y sonante. Por lo tanto, debemos exigir un servicio de calidad. Ah, y adiós al funcionariado que tanto mal causa. Hay mucha gente en el paro que seguro hace mejor el trabajo que no quieren hacer bien los médicos que nos han atendido en algunos sitios.

Como suele decir Juan Cuesta, lo digo sin acritud pero lo digo. También lo digo como padre.

César P. 

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