13 de febrero de 2015

Cómo escribir un relato

Vuelvo a tener frente a mí la ardua tarea de escribir un relato. Hace mucho tiempo que quiero ponerme manos a la obra para hacer algunos relatos cortos de diverso tipo pero por diversos motivos no he sido muy constante con esta labor. Escribir un relato se me presente como una empresa fácil y compleja, al mismo tiempo. Por un lado, tengo a mí favor la creatividad, cuando me pongo en frente del ordenador o delante de un folio las palabras vienen a mí por sí solas pero, por otra parte, pocas veces termino escribiendo algo que me gustaría en un contexto coherente con lo que cabe esperar de un relato.

Hay algunos elementos que son difíciles de crear, como un personaje que enganche de verdad. ¿Qué debe tener alguien así? ¿Cuáles deben ser las características de un protagonista que tenga gancho? La creación de personajes es una de mis asignaturas pendiente, ya que yo soy más de escribir descripciones detalladas a medida que me voy imaginando lo que pongo por escrito como si de una película se tratase. Me falta dar le completitud a los personajes, desde mi punto de vista, más profundidad y ese toque especial que tienen aquellos que acaban siendo los favoritos del lector.

No puedo definir ese plus, ese algo más (se me ocurre la palabra carisma), pero sé que es necesario para darle al relato la vida propia que debe tener. Por lo demás, me sobran ideas, cada cual más ida de olla, para escribir algún que otro cuento. Sin embargo, por muy atractivas que puedan ser algunas de mis ocurrencias, por falta de tiempo debo elegir de entre la mejor de las mejores ideas para desarrollar la historia que busco. En esto reside la magia de escribir relatos, ¿cómo saber cuando una idea es la buena, es decir, esa a la que debemos hacer caso para seguir adelante con el relato?

La extensión también influye en gran manera en la forma de escribir y plantear el trabajo, ya que no es lo mismo desarrollar una historia en un folio que en diez, obviamente. Mientras más corto sea el relato, más intensidad debe tener cada frase. No hay lugar a errores en los relatos cortos, mientras que en los más largos podemos tomarnos más licencias siempre que el resultado final sea coherente, completo y, por qué no, sorprenda o toque la fibra al lector. Personalmente, me gusta más escribir al estilo inglés, es decir, dando un giro inesperado al final del relato. Terminar las historias de forma lineal y predecible para mí es quitarle encanto a las posibilidades que un relato confieren al escritor, me gusta jugar con lo inesperado.

Con lápiz y papel, o con un ordenador, y mucha paciencia – sobre todo – podemos ser los autores de cuantos relatos que siempre quisimos leer y nunca encontramos escritos hemos deseado a lo largo de nuestra vida. Después de leer tanto creo que llega el momento de empezar a producir lectura, de escribir. Llevo tan solo unos pocos años escribiendo artículos para blogs y mucho menos tiempo escribiendo relatos, ahora mismo ya no concibo la existencia sin dedicarle tiempo a al escritura. No sé qué tendrá la escritura que apasiona tanto al alma pero lo que me queda claro es que esto de escribir engancha.

César P.

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