28 de mayo de 2015

Cómo vivir una vida que no es tuya gracias a Instagram

Debido a que navego mucho por la Internet, acabo enterándome de cosas realmente curiosas, raras y, a veces, demasiado estúpidas. En realidad, lo estúpido es lo que más abunda hoy en día en la Red, es casi como si se hubiese inventado para hacer el tonto a lo grande. Pues bien, he visto un titular que decía “Cómo enamorarse de alguien que no existe” y no he podido resistirme. En pocas líneas, me he enterado de la farsa de Leah Palmer, una chica que le robó la identidad a alguien a quien envidiaba.

En resumidas cuentas, se trata de una versión femenina del pequeño Nicolás sin repercusiones políticas. Esta chica ha robado cerca de mil fotos para montar un escenario ficticio en el que se desarrollaba su vida. Lo más gracioso de todo es que renombraba a los amigos y familiares de la víctima del robo de identidad con motivo de aumentar su mentira y hacerla más realista. Tanto así que llegó a tener miles de seguidores, cientos de amigos y hasta un novio que creía que era quien no era.

La historia se ha extendido en el tiempo de dos a tres años. Incluso llegaron a borrar la cuenta original en la que se realizo el robo de identidad pero como en Internet es gratis hacerte otra, Leah volvió a las andadas con otro pseudónimo. Desde luego, muchas personas pueden desear tener las vidas de otros pero pocos llegan tan lejos haciéndose pasar por quienes no son. Por desgracia, las fotos que subimos pueden acabar siendo de dominio público, es decir, cualquier con un ordenador se puede hacer con ellas.

Por lo tanto, mejor tomar medidas para evitar que nos puedan robar información de forma tan descarada. 
Todas la redes sociales tienen opciones de privacidad que dificultan a los ciberdelincuentes su tarea. Ahora, si te quieren robar, lo van a hacer. Las opciones de las redes sociales solo son un pequeño obstáculo para tener un mínimo de privacidad. Si no quieres arriesgarte a que alguien tenga fotos tuyas sin permiso: no las subas y santas pascuas.


Leah llegó a mantener una “relación” virtual con un atleta que se creyó toda la farsa de esta joven. Casualmente, nunca podían quedar en persona ni se podían ver por web cam. Vaya, vaya, que casualidades, ¿no? Ahora que se destapó el pastel, el fenómeno ha pasado a resonar en la red en diversas páginas. La fama ha recaído en la chica sin rostro y en la que sale en las fotos, que es la real. Cosas que solo pasan en Internet y que hacen que este mundo esté cada vez más loco.

César P.

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