Ha llegado a mí un
librillo sobre educación emocional hace un par de días que aún estoy leyendo
cuando tengo un rato libre o cuando me apetece. Un poco más de lo segundo que
de lo primero. El comienzo es interesante aunque no deja de ser un poco tostón
por ratos. Además, el sentido del humor de los estadounidenses es un poco raro
en ocasiones, especialmente cuando son psicólogos. El contenido es interesante
cuando se separa la paja del grano.
Empiezan dejando claro
que un padre no debe ser el “colega” de sus hijos, al menos no siempre. No se
trata de ganar ningún concurso de popularidad sino de tener coherencia en la
vida. Si predicas con el ejemplo, mejor que mejor, pero si no lo haces, la cosa
puede acabar derribándose por su propio peso. El amor es fundamental para
educar a los hijos, es la base más sólida sobre la cual construir algo en esta
vida y estos educadores profesionales lo citan en primer lugar.
Sin embargo, no se puede
(debe) dar amor a un hijo todo el tiempo. Se recomienda que se exprese este
sentimiento cuando apetece y se evite dar amor por obligación o cuando las
circunstancias no son adecuadas (cuando la otra persona no está receptiva, por
ejemplo). Después, hay que poner límites pero no de forma que se conviertan en
una pared infranqueable, hay que negociar. Si somos razonables, las cosas
funcionan mejor, si somos autoritarios, nadie querrá hacernos caso.
Y, ¿qué mejor que un
adolescente obedeciendo porque le apetece? ¿Os imagináis? Bueno, no es
imposible aunque la docilidad en ciertas edades de difícil de conseguir y aún
más de mantener. Nadie dijo que fuese un trabajo fácil. Ser padre es un curro
de 24 horas al día, hay que dar ejemplo, hay que ser responsables, hay que
estar atentos de lo que necesita el hijo/a, etc. Sin embargo, la recompensa es
la satisfacción de ver a nuestros vástagos felices y, de paso, a nosotros
mismos.
Hay otros pilares importantes en la educación
emocional, como tener cierta empatía. Saber cuándo decir o hacer algo para que
sea efectivo es más importante que la perfección con la que se realice.
Curiosamente, esto se aplica en otros ámbitos de la vida, ¿o es que a alguien
se le ocurre pedir un aumento al jefe el día que se le muere el perro o justo
cuando le han puesto una multa de tráfico?
Por cierto, el título del librillo
es “Cómo educar a tus hijos con inteligencia emocional”, hay muchos sobre este
tema aunque algunos son más fáciles de leer que otros. Por no mencionar que hay
libros que solo te recomiendan dar amor a todas horas, eso no funciona, aviso a
navegantes.
César P.
No hay comentarios :
Publicar un comentario