Contratar a una persona con una
discapacidad es una opción que, a pesar de las ventajas que conlleva, es poco
conocida entre los empresarios. La elección de contratar a un discapacitado
puede suponer un ahorro de hasta 10.000 euros al año, ofrecen el mismo nivel de
resultados que los demás empleados y un mayor grado de compromiso.
Todas las empresas con más de 50
empleados deben cumplir con un 2% de trabajadores discapacitados según se
establece en el artículo 38 de la Ley de Integración Social del Minusválido
(LISMI) de 1982, que eleva ese porcentaje hasta el 5% para el caso de empresas
públicas. Sin embargo, según la OCDE, España ocupa la posición 24 de la Europa
de los 25 en integración laboral de personas con discapacidad, solo superados
por Polonia. Es decir, no se cumple esta normativa entre las grandes y mucho
menos entre las pequeñas empresas, de las que ni siquiera hay datos.
Se calcula que de las 25.000
empresas españolas que deberían cumplir con la LISMI apenas lo hace el 20% e
incluso algunos expertos rebajan esta cifra al 10%. Cuál es la razón? Uno de
los motivos es que no hay seguimiento sobre el cumplimiento de la ley, no
existen estadísticas fiables sobre la discapacidad en materia laboral. Tampoco
existe vigilancia sobre el seguimiento de normativa; las sanciones, aunque
oscilan entre leves, graves y muy graves, tienen un tope máximo de 3.000 euros,
una cantidad que no resulta disuasoria para el empresario que tenga incumpla la
ley.
Además, el marco regulatorio
actual reconoce el carácter de excepcionalidad a las empresas que justifiquen
la imposibilidad de cubrir sus puestos laborales con personas discapacitadas.
No obstante, en estos casos les permite sustituir la contratación por medidas
alternativas, que consisten en la adquisición de servicios o productos a
centros especiales de empleo.
Pese a esta triste realidad, lo
cierto es que contratar personas con discapacidad esconde un gran número de
ventajas, desde la satisfacción por el cumplimiento de la ley o la prioridad
para optar a concursos públicos hasta subvenciones, deducciones fiscales y, lo
que es más importante, mejoras en el clima laboral. Ventajas que superan con
creces cualquier posible obstáculo. Eso sí, como recomiendan los expertos
consultados, no hay que olvidar que, como en los no discapacitados, no todo el
mundo vale para todo. Pero es muy fácil escoger a la persona adecuada porque
puede tener una limitación para realizar una determinada tarea y ser un
excelente trabajador para tareas que puede realizar con facilidad.
Lady Blue
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