15 de diciembre de 2013

El racismo se extiende en el viejo continente

Siempre que pienso en este asunto me parece lamentable que tengamos tantos avances en ciencia y tecnología pero que sigamos con la misma actitud respecto de nosotros mismos: las personas. Desde la Antigüedad ha habido disputas entre clanes, familias, grupos, colectivos, etc. y el siglo pasado tuvo el punto álgido de esta locura en la Segunda Guerra Mundial. Décadas después, aún hay países que tienen presente el fantasma de dicha guerra, a pesar de lo cual la gente no parece haber aprendido la lección.

Hoy he leído, por recomendación de un amigo, un artículo en el País titulado El fantasma del apartheid recorre otra vez Europa. En dicho texto hay gran cantidad de datos sobre la situación actual en varios países de Europa, en algunos de los cuales la situación resulta alarmante. Los jóvenes y niños de algunos colectivos, como el de los gitanos, tienen que asistir a colegios separados a los del resto de la población. Además, tienen una tasa de éxito escolar muy bajo y no se adaptan bien al sistema educativo.

Si bien no todo esto es culpa de los estados en los que tal es la situación, tampoco creo que la solución sea mantener a estos jóvenes aislados de los demás. Dichas normativas fomentan la discriminación y la desigualdad entre los colectivos que forman la sociedad. En todos los países hay una importante cantidad de inmigrantes, tanto europeos como de otras partes del mundo, y cada uno de estos colectivos merece un trato digno y la oportunidad de ganarse la vida.

Actualmente, muchas personas están dejando España para buscar un  futuro mejor en otros países, como Alemania. Sin embargo, los españoles lo tienen notablemente más fácil al ser europeos. Quienes no lo son, la población extra comunitaria, tienen que luchar por un permiso de trabajo o volver a sus países de origen. Hay una gran desigualdad a la hora de emigrar, pues no es tarea fácil para los no europeos.

A día de hoy, uno de los requisitos necesarios para obtener una tarjeta de residencia válida para Europa – la tarjeta de larga duración UE – o un visado que autorice a trabajar es, nada más y nada menos, que un contrato de trabajo indefinido en España. Y me pregunto yo, ¿quién en posesión de un contrato de trabajo indefinido en este país se plantearía emigrar? A pesar de lo que podamos pensar al respecto, esa es la condición a la que están sujetos los extra comunitarios a la hora de salir de España.

¿Esta es la susodicha igualdad que ha pretendido instaurar el Gobierno? Lo que yo veo es que seguimos en las mismas condiciones que hace años y poco, o muy poco, se ha avanzado en este aspecto. Por este motivo, muchos de los inmigrantes se ven obligados a malvivir o volver a sus países en estos momentos. Es una situación muy delicada que afecta a gran cantidad de personas y no se tiene en cuenta a la hora de mostrar cifras de paro ni de creación de empleo.


El maquillaje que llevan a cabo a la hora de presentar las cifras no muestra todo lo que pasa en realidad. Por suerte, abogo al sentido común de las personas, el cual no permitirá que frases como se ha creado empleo hagan que nadie se emocione en pleno mes de Diciembre con la campaña de Navidad ya empezada. Veamos la cuesta de Enero y hablemos de paro entonces. Me atrevo a vaticinar que sucederá cualquier cosa, oportunamente, para hacer de cortina de humo el mes que viene. 

César P.

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