15 de enero de 2014

Quiero nieve, por favor. (parte I)

Esta petición, que en otras circunstancias no procedería, es una respuesta interna que se ha desarrollado en mí recientemente y con cierta repetitividad. Como ya he mencionado con anterioridad, aunque no me importa repetirlo con ánimo de exponer mejor mis pensamientos, a día de hoy me encuentro en tierras germanas donde la nieve es algo habitual en invierno.

Oh, casualidad, me dicen que estamos en la estación más fría del año. Pero aquí ni hace frío ni cae nieve, salvo un día o dos… ¿qué está pasando?

Es difícil sacar una conclusión, y menos que ésta sea concluyente de alguna forma, basándonos tan solo en lo que vemos. Pero me temo que lo que sea que esté pasando no es nada bueno. La evidencia que tengo, ya sea por experiencia propia o por comentarios de conocidos míos, es que en Madrid hace más frío este año, en Múnich no nieva como debería y en Lima hace un calor atroz. Tanto así que hay gran riesgo de melanoma este verano, o en esta época, en la capital peruana.

Sé que esta no es mucha evidencia pero creo que – y sin ánimo de dar lecciones a nadie – el que 3 ciudades distintas sufran climas notablemente distintos a lo habitual puede indicar algo. Estoy convencido de que podemos sacar conclusiones parecidas de muchas otras ciudades en todo el mundo. Es más, creo que hace poco – si no estoy equivocado – llegó a nevar tras un siglo en Egipto. Admito, como no podría ser de otra forma, que puede tratarse de un año un tanto raro en todo el mundo, pero tal vez se pueda sacar más de todo esto.

Ah, no nos olvidemos de las temperaturas extremadamente bajo cero que se han registrado en muchos lugares de EEUU y que han dado lugar a situaciones muy sorprendentes como el congelamiento instantáneo de una camiseta o el de una botella de agua. Estos fenómenos están subidos en Youtube y muchos otros sitios. He llegado a ver cómo un joven usaba una camiseta congelada de trineo sobre el hielo, recién congelada.

Creo que todos estos fenómenos atmosféricos y climas un tanto anómalos pueden ser un indicador. ¿De qué? No es fácil saberlo, pero el problema es justamente no saber de qué se trata. Es posible que nuestro planeta nos esté mandando señales de alarman antes de que un cambio de mayor escala tenga lugar. Tiene sentido pensar que cambios notables pero localizados – en cierta forma – se dejarían ver en distintos lugares de la Tierra antes de un cambio mayor del clima.

Y esto nos interesa a todos.


No hay nadie que salga ganando si el clima de nuestro planeta, de nuestro hogar, cambia. Y da igual que lo haga en 100 años, en 200, o en 1000. El cambio del clima, llamadlo calentamiento global o efecto invernadero, en la medida que sea puede desencadenar efectos que ni siquiera podemos imaginar en los ecosistemas y en las especies de todo el mundo. Y esto nos puede arruinar como especie. Aunque sobrevivamos – que lo haremos – el mundo como lo conocemos actualmente dejaría paso a uno más duro, más hostil y menos apacible.

César P.

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