9 de febrero de 2014

El precio de la visita del Papa a Valencia

Viendo las noticias es como uno se mantiene más fácilmente al día de lo que acontece en el mundo. Si bien no acepto como válidas las afirmaciones de los medios sobre muchos asuntos, al menos sirven para difundir noticias. Luego queda a mi cargo investigar la verdad sobre lo que más me llama la atención en los titulares. Hoy, no he podido evitar sorprenderme ante las cifras de gasto y presunta malversación de fondos públicos que se esconden tras la visita del Papa en el año 2006.

Según parece, un ya conocido de las audiencias y tribunales, el señor Camps, está detrás de unos gastos desorbitados con motivo de la visita del máximo representante de la iglesia católica por aquel entonces, Benedicto XVI. Se han sacado a relucir cifras que sobrepasan con creces los gastos previstos para tal visita. En el reportaje, se mencionaba la contratación de más de 200 miembros de seguridad a pesar de que se solicitaron solo 80 efectivos. ¿Por qué se había contratado “sin avisar” a más gente de la prevista?

Alguien podría pensar que la seguridad no es un asunto en el que deba escatimarse. Sin embargo, hay otras acciones destacadas de esta trama. Aunque la cantidad de gente en las calles durante la visita del Papa era mucho menor que en Fallas, la fiesta más concurrida de Valencia, se contrató el servicio de muchos más urinales públicos. Tampoco se escatimaron gastos en las pantallas gigantes que transmitieron el acto, ni en la retransmisión, etc.

Es decir, un conjunto de gastos desorbitados que se salen claramente de la proporción del evento demuestran – o indican a todas luces – que “alguien” aprovechó la visita del Papa para desviar fondos públicos sin miramientos. ¿Vemos por dónde va el asunto? Una vez más, según parecen indicar las pruebas, “alguien” se ha lucrado gracias a un evento público que supuestamente no debería salir tan caro al contribuyente. Y es que si va a costar tantos millones que nos visite el Papa, creo que podemos postergar estos eventos hasta que España mejore un poco económicamente.

Lo que más me sorprende es que hayan tenido que pasar 8 años y se haya tenido que “poner de moda” destapar corruptelas para que salga a la luz algo como esto. ¿Es que nadie controla los gastos que se realizan para este tipo de eventos cuando se van a llevar a cabo? 

Me parece una completa locura que se pueda realizar todo esto sin que haya repercusiones inmediatas y, lo que es peor, sin que haya ningún aparente mecanismo regulador que impida tales aberraciones.

¿Y ahora qué? ¿Se hará justicia? ¿Se devolverán los fondos gastados, mejor dicho, desviados hacia algún bolsillo? 

César P.

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