Desde hace un tiempo,
vengo observando en algunos canales de televisión que proliferan los programas de debate. Empezaron a
ponerse de moda hace unos meses con motivo del creciente interés que los
ciudadanos manifiestan en temas políticos y económicos. La esencia de un debate
es dar cabida a dos opiniones distintas de forma tal que cada portavoz exprese
su punto de vista sobre cuestiones de interés. Sin embargo, los famosos debates
televisivos que pululan hoy en día son casi la antítesis de este principio, en
ellos la imparcialidad brilla por su ausencia.
Ganar audiencia a cualquier precio
Hay muchas formas de conseguir audiencia y los canales de
televisión en España muestran las técnicas que usan para atraer televidentes
todos los días. Quien tiene más audiencia puede generar más ingresos por medio
de publicidad y es más influyente en los medios. Por estos motivos, tener
audiencia es una de las prioridades de las cadenas. Pero, ¿vale todo para elevar el número de personas que sintonizan un canal?
Al parecer, el fin
justifica casi cualquier medio en televisión. Cada vez hay más programas “basura”
en los cuales lo único que sucede es que un grupo de personas intercambian
gritos y alaridos a todo pulmón para hacer que su opinión personal prevalezca.
Ejemplo de ello son todos los “programas
del corazón”, en los cuales el número de decibelios alcanza límites
preocupantes mientras hablan sobre temas de lo más irrelevante de gente
conocida en los medios.
Por suerte, tal problema
tiene fácil solución: bajar el volumen.
Sin embargo, no hay forma alguna de exponerse a los “comentarios” que en dichos
programas se transmiten sin sufrir algún efecto nocivo para la salud. La única
solución es, por lo tanto, no sintonizar
dichos canales. La telebasura no
se limita a este tipo de programas, por desgracia. También hay shows en los que
un grupo de adolescentes o jóvenes hacen locuras, se pelean, se emborrachan y –
por algún motivo – son alabados como héroes del Olimpo por la audiencia. Tal
vez ser atractivo sea motivo suficiente para ser aclamado, ¿será esta la razón de su éxito?
Debates no imparciales
Además, entra dentro de
la telebasura todo aquel programa de debate cuyo objetivo no sea otro que
ensalzar una ideología bajo la excusa de
“debatir” sobre un asunto determinado. No voy a mencionar nombre, pues no
creo que haga falta. Lo que sucede en estos programas es que se presenta una
noticia o una situación sobre la cual se va a “debatir”. Acto seguido, todos
los portavoces de cierta ideología manifiestan sus ideas, las cuales rozan la
unanimidad. Hace presencia algún portavoz de otra ideología, quien también
manifiesta su opinión para justificar
que hay imparcialidad en el “debate”.
¿El resultado?
Desde luego, lo que acaba
pasando es que todos empiezan a gritar para hacer que su opinión se superponga
a la de los demás. Lo que también sucede es que la opinión de la mayoría se
impone y acepta, algo que no es el
objetivo de un debate, dicho sea de paso. Estos programas solo sirven para
atraer a los partidarios de ciertas ideologías, quienes se regocijan viendo
cómo cualquiera que ose pensar distinto es acallado. Pura telebasura en acción.
Por suerte, también han
aumentado los programas de cocina, incluyendo los de tipo reality show. Creo que junto a los documentales, figuran entre los
pocos programas que merecen la pena ser vistos en la televisión hoy en día.
César P.
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