A menudo entran personas de diversa condición a pedir dinero
en el Metro de Madrid, práctica que está prohibida – según tengo entendido –
pero que se realiza de todas formas. Desde que empezó la crisis han aumentado
de forma significativa las personas que se dedican a mendigar en el suburbano y
en las calles. Por desgracia, la atención que reciben por parte de los
viandantes, viajeros o autoridades parece seguir siendo la misma.
Por una parte, hay ocasiones en las que me he sentido
saturado ante tanta demanda de ayuda. No culpo de ello a los que se ven
obligados a pedir de esta forma, sino a quienes no hacen nada al respecto. Más
de una vez he presenciado como entra una persona a pedir, suelta la charla, se
disculpa, recoge las monedas que puede y acto seguido aparece otro con la misma
cantinela. ¡Hay saturación de mendigos en el metro!
Si nos dispusiésemos a darles una monedas a todos los que
entran a pedir creo que todos nos arruinaríamos y ellos se harían con más
dinero del que realmente necesitan. Ni una cosa ni la otra, creo que las
autoridades hacen caso omiso a esta realidad, que se ha vuelto más dura debido
a la crisis. A veces he dudado de la veracidad de las historias que cuentan
algunas de estas personas, pues son muy parecidas. O bien pierden el trabajo, o
tienen una lesión que les “impide” trabajar, etc.
Considero que no todos los que piden dinero de esta forma
están limitados a tan solo hacer eso. Creo que bien podrían buscar otras
alternativas para salir del agujero pero que han encontrado en la caridad de la
gente una forma fácil de ganar dinero. No es por meter a todos en el mismo saco
pero nunca se puede saber si quien te cuenta una historia para que le des unas
monedas es sincero del todo o no. Alguna vez, también, me he encontrado con
alguna persona que me ha pedido dinero para el bus, para un bocata, etc.
Yo suelo confiar en la gente a menos que me demuestren que
no son de fiar. No creo que ir por el mundo con el prejuicio de la desconfianza
sea la mejor forma de encarar las cosas. Aún quedan personas que dicen la verdad
y que merecen ayuda. No todos son capaces de salir del hoyo por sus propios
medios y a estos es a quienes deberían ayudar las autoridades. Sin embargo, se
gastan más en viajes oficiales y comidas de lo que les hace falta.
Así va España.
César P.
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