2 de noviembre de 2014

La corrupción en el PP


Era cuestión de tiempo que acabase escribiendo sobre uno de los temas más de moda: la interminable corruptela del PP. Entre el caso Palma Arena, el controvertido caso Gürtel, abierto desde 2009, diversos fraudes de la operación Campeón, el caso Bárcenas, las tarjetas opacas y un largo etc, el PP no da abasto. No dejan de salir fraudes, abrirse casos, destaparse tramas y todo salpica a los altos cargos del partido, incluso al actual presidente del gobierno, Mariano Rajoy.

No estoy muy al día en los más escabrosos detalles del asunto, porque me revuelve las tripas, pero cada día se ve en las noticias algo nuevo, algo que va más allá, algo que nos sorprende a todos cuando ya creíamos que nada podría sorprendernos. Esta es la realidad que estamos viendo a día de hoy: que el partido que predica-ba defender los principios y la transparencia está metido hasta los mismísimos en tramas de corrupción.

Por un lado, no me ha sorprendido tanto que haya muchos miembros del partido que gobierna actualmente hayan estado robando dinero. Pero, y creo que no seré el único, me ha anonadado que el alcance de estas tramas de corrupción. No dejo de preguntarme cómo es posible pero me respondo al poco tiempo: quienes han estado sisando al Estado y al contribuyente eran quienes hacían las leyes. Hacían y deshacían a su antojo al más puro estilo yo me lo guiso, yo me lo como de Juan Palomo.

Y, sin embargo, predican transparencia y honestidad. Venga ya. Menos milongas, hasta que no saneen todos los escándalos que recorren el partido, mucho me temo que el PP va a tener su credulidad en entredicho. Si bien no todos los miembros de este partido se ven afectados por la sombra de la corrupción, uno ya duda. Es lo suyo, sobre todo teniendo en cuenta todas las promesas incumplidas del Sr. Rajoy.

No me extraña que los políticos luchen tanto por hacerse con un cargo considerando los sueldos anti-crisis que se agencian, los beneficios y, como no, las posibles comisiones. Considerando este panorama, es normal que se pelee tanto por un cargo político. Llegado a este punto es cuando me pregunto por qué nosotros, el pueblo, permitimos que las cosas funcionen así. En resumen, y simplificando un poco pero siendo realista, somos muchos los que pagamos nuestros impuestos para que unos pocos – los que mandan – disfruten de lo lindo.

¿Viva la democracia? ¿O es que esto ya no es tal cosa?

César P.

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