1 de enero de 2015

Días escarchados en Navidad


Recuerdo la nevada de 2005 en la capital, cuando aún estaba en el instituto y salimos al patio exultantes para iniciar la más épica de las batallas de bolas de nieve que he vivido en mi vida. La pelea duró dos o tres recreos, ya que aquella vez la nieve cuajó lo suficiente como para hacer bolas con las que atacar al enemigo al día siguiente. Si había visto la nieve antes, no lo recuerdo. Lo que nunca olvidaré es lo fría que estaba al contacto aquella vez, tanto que me dolían las manos al llevar un par de armas arrojadizas hasta un lugar desde el cual desatar mi ataque fulminante.

Hace poco estuve recordando nevadas con un conocido mientras dábamos un breve paseo por las calles de un barrio matritense en plena madrugada. Hacía frío, casi cero grados Celsius, pero no había rastro de nieve por ninguna parte. Este año, a lo sumo aspiramos a la escarcha, que se ha presentado como un velo blanquecino estos días de Navidad. Ha hecho lo que ha podido para darle una estampa navideña a la ciudad y, de paso, el mercurio ha bajado un poco más de lo que llevaba marcando hasta ahora. El invierno empieza oficialmente con una declaración de intenciones: hace frío.

Quedan solo unos pocos días para el final de este año. Todavía nos queda por ver si el tiempo nos sorprende con alguna nevada en los meses que quedan de la estación más gélida. Eso sí, no sé vosotros pero yo espero que no me pille de camino a ningún sitio en el que haya que llegar con puntualidad. La nieve tiene su atractivo y mola verla un rato pero en Madrid desata el completo caos vehicular para un día al año – como mucho – que deja su huella en la ciudad. Esos son los días que peor lo pasa uno cuando le toca ir a cualquier lugar y da igual el medio de transporte, ya que se paraliza todo, salvo – si hay suerte – el suburbano.

Ha acabado 2014 sin que caiga nieve en la capital pero aún queda la mayor parte del invierno. ¿Veremos una estampa más invernal antes de que acabe la estación? Tengo un sentimiento contradictorio al respecto, por una parte quiero ver nieve pero, por otra, no tengo muchas ganas de pasar uno o dos días estancado con la sensación de no poder movilizarme como siempre. Sin embargo, si nieva es una vez al año así que no puede hacer, según el dicho, mucho daño.

César P.

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