29 de junio de 2015

Una vida de perros es la que tenemos

A menudo, veo a mis dos perritas cuando están retozando en su cama o en el sofá y siento envidia por la simplicidad de sus vidas. Se contentan con hacernos compañía, meten las narices en lo que hacemos, nos siguen a todas partes y su mayor alegría es salir a la calle – cuando el sol no golpea fuerte – para dar una vuelta. No sé si es que nuestras vidas son demasiado complicadas o es que las hacemos más enrevesadas de lo que deberían ser. De los perros podemos aprender una lección: disfrutar de las pequeñas cosas.

Recuerdo que hace años pensaba que la vida del estudiante, a pesar de ser un poco rollo cuando hay muchos exámenes, no está nada mal. Me reafirmo en ese pensamiento, ya que desde hace poco más de un año he asumido nuevas responsabilidades y he tenido que compaginar trabajo con estudios. Y es un coñazo, se hace muy pesado estar al loro de todas las responsabilidades que me han caído encima. En realidad, no estoy seguro de cómo he conseguido hacer frente a todo lo que me ha surgido en los últimos meses.

Ahora en verano, necesito de una vez por todas un merecido descanso: vivir como los perros. Retozar en casa, salir a pasear, dormir cuando no tenga nada que hacer. Comer, dormir y jugar. Por qué no, la vida del perro doméstico no está nada mal, creo que me gustará emular la rutina de mis dos perritas. Puede que hasta me anime a dormir en el suelo, ya que seguro que está más fresco que la cama. ¿Me atreveré con las galletas de perros? Mejor no, no vaya a ser que les deje sin nada a éstas dos.


Ya que he tenido tiempo para pasar en casa a mi rollo, he notado que el ansia viva me ha venido de pronto. Ayer por la tarde, he estado comiendo sin parar con más gula que los últimos días, ha sido una sorpresa ya que debido al calor llevaba unos días comiendo muy poco en comparación a lo que suelo consumir. Lo único que me apetece es tomar algo fresco, ya que parece que se me evaporan los líquidos del cuerpo debido a este calor tan coñazo que ha llegado para quedarse. He averiguado que ya estamos en los 40 ºC, ya decía yo que este bochorno no era normal, es un anticipo de lo que nos espera.

César P.

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