10 de julio de 2015

Hay que currar para la ITV y aguantar a los dueños de la carretera

Esta semana he llevado al coche a un mecánico de confianza para que me diga cómo está el vehículo, que recientemente me ha dado algún susto. El diagnóstico indica que hay que cambiar una válvula para que dejen de saltarme unos testigos que están de la olla y, más importante, los discos traseros. El problema es que esos discos tienen los rodamientos incluidos y va a haber que hacer un poco de mano de obra por allí, me va a salir más caro de lo que pensaba. Pero no me queda otra, si quiero pasar la ITV dentro de unos meses voy a tener que ponerlo a punto. Por no mencionar que es mejor tener los discos a punto por seguridad.

Además, posiblemente haya que considerar un cambio del kit de la correa de distribución. Aún no sé lo que me puede costar eso pero me hago una vaga idea, tampoco será moco de pavo aunque es más asequible que los discos. Puedo bueno, la única buena noticia es que tengo unos meses para poner todo esto a punto y que el coche ahora mismo está bien, no tiene nada muy serio como para que me preocupe. La verdad es que me quita un pequeño peso de encima porque llevaba un par de semanas un poco preocupado por saber el estado de la correa interna y lo de los dichosos testigos que saltan más ahora que hace más calor.

Por lo pronto, parece que podré hacer algún viajecillo con el coche en lo que queda de verano, que es lo que me interesaba. Además, no sé si el mecánico ha tocado algo pero hoy he tenido la sensación de que el vehículo tira un poco más, tal vez sean cosas mías. Es curioso pero hay días que me lo paso mejor conduciendo y otros en los que es un agobio, ya que los atascos y la gente incordiando se te meten en la cabeza. Es inevitable que de vez en cuando te rayen la cabeza con tantas tonterías, la gente no tiene maneras ni cuando va en el metro ni – mucho menos - cuando conduce.


Entre los estúpidos que adelantan haciendo eses y los que no saben qué es eso del intermitente, que además se te cuelan en todas las incorporaciones por sus santas narices, conducir a veces requiere mucha paciencia para no mandar a todos a la mierda. Antes, con todo su morro un tío tenía un camión – sí, camión -  parado en doble fila y en diagonal cortando casi dos carriles. Y el conductor tan pancho al lado del camión haciendo cualquier tontería. El colmo del asunto estaba en que tenía un hueco enorme para colocar el camión en línea sin estorbar pero para qué, ¿verdad? Hay demasiados dueños de la carretera en Madrid.

César P.

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