17 de agosto de 2015

El cuidado de las mascotas nos humaniza


Como la especie inteligente de nuestro planeta tenemos una responsabilidad inherente a nuestra condición. Dicha responsabilidad del hombre se debería reflejar en nuestro comportamiento en cada instante. Sin embargo, muchas personas solo hacen el imbécil cada día de su vida sin plantearse en absoluto estas cuestiones. Así, el maltrato animal persiste a día de hoy cuando ya deberíamos haber evolucionado más allá de esta condición de salvajismo exacerbado. Por otra parte, el cuidado de los animales nos humaniza al igual que cualquier otra actividad altruista.

El primer paso para dejar de comportarnos como cavernícolas cabreados es cuidar de nuestro entorno y de los demás seres vivos. Este planeta es un crisol para la vida y nuestra principal responsabilidad es mantener su equilibrio en todos los niveles. Lo más alarmante es que hace décadas contamos con la tecnología y los conocimientos para llevar a cabo un desarrollo sostenible que sea compatible con nuestro crecimiento demográfico. No hay excusa. Sin embargo, los intereses económicos pesan demasiado como para que dejemos de hacer el idiota.

Pero el dinero es una invención nuestra, una herramienta para recompensar el esfuerzo de una persona mediante la adquisición de bienes. El dinero es un reflejo de lo que vale el tiempo para una persona, el tiempo que ha dedicado al trabajo. Si viviésemos para siempre, la mera idea del dinero sería un sinsentido. Sin embargo, algunas personas se preocupan tanto de acumular bienes y poder que olvidan nuestra condición mortal. ¿Quieres ser multimillonario para gastártelo desde el más allá?

Cuánta estupidez. El dinero solo debe ser acumulado en la cantidad adecuada para llevar una vida cómoda y asegurar un buen porvenir de nuestros familiares, como mucho. Cualquier acumulación de bienes más allá de ello es avaricia. La codicia es lo que distorsiona el curso de muchas historias hoy en día. Por definición, si algunos tienen demasiado, otros tienen que tener muy poco. Mientras que existan quienes ostentan riquezas que no pueden gastar en el curso de vida, existirá el opuesto, personas que mueren literalmente porque no tienen acceso a los recursos esenciales para la vida.

Sin embargo, en nuestro planeta aún hay recursos más que suficientes para todos. Los animales, plantas y las personas podemos compartir el mundo en equilibrio. Lo mismo sucede con cualquier otra forma de vida aunque las bacterias poco sufren por nuestras locuras, medran en paraderos diversos y se adaptan a todo. Otra historia es la de los grandes mamíferos que estamos extinguiendo con nuestros desechos. Tenemos que cambiar si queremos preservar nuestro hábitat.

César P.  

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