13 de septiembre de 2015

El fútbol desde otra perspectiva


Uno de los recuerdos más atesorados de mi adolescencia es el tiempo que pasaba en los campos de fútbol sala jugando y entrenando. A menudo tan solo pateábamos el balón por matar el tiempo y echábamos las tardes hasta que ya no se veía nada, vaya que si pasábamos el rato. La típica pachanga que surgía de la nada es lo mejor de todo. Empezábamos y no había final, ni descanso, ni árbitro; era jugar por pasarlo bien. Recuerdo que lo pasaba tan bien como con mi otro pasatiempo: jugar al ordenador de toda la vida. Sin embargo, mientras que jugando en casa me dejaba la vista, jugando al fútbol hacía ejercicio de forma continuada.

Ahora he vuelto a un campo de fútbol después de años sin pasarme ni para ver un partido. Estoy ayudando a mi madre con un chiringuito que abre los fines de semana y la verdad es que el ambiente no está mal. A veces la gente se pone un poco pesada, sobre todo aquellos que no respetan la propiedad ajena. Hoy en día, veo las cosas de otra forma. Antes yo era quien pateaba un balón alegremente sin importarme nada más. Pero ahora soy yo quien tiene un coche que no quiere abollado por balonazos y debo atender a gente de rato en rato.

Pensándolo así, hasta resulta depresivo esto de cumplir años. Las responsabilidades nos rodean a medida que envejecemos, se hace algo tan habitual que a menudo ni siquiera soy consciente del alcance de esos deberes. Debo hacer esto y lo otro, madrugar, ir a currar, luego seguir currando y así. Por suerte, después de un mes de mucha actividad, Agosto, ahora tengo tiempo para estirar el cuerpo y la mente. A pesar de ello, no puedo pegarme a las sábanas tanto como me gustaría, mierda de vida.

Lo que sí puedo hacer es ponerme al día en mis series favoritas en mi tiempo libre. Cuando veo a los chavales de la mitad de edad que yo (¡qué viejo soy joder!) recuerdo cómo me lo pasaba cuando estaba en su lugar ya sea jugando sin más o en la liguilla del barrio. Creo que por aquel entonces presentarme a los partidos de liga era de lejos lo más responsable que hacía. No molaba eso de madrugar los sábados pero aparte de eso era divertido. Qué buenos tiempos aquellos.

César P. 

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