Me dedico en gran
medida a la enseñanza y me toca ver de todo cuando me meto en los
zapatos de profesor. Por ahora voy sin bata pero dadme tiempo.
Encuentro desde casos atípico hasta alumnos desviados del buen
camino. Con algo de ayuda, los hay que se centran y los hay que no.
Así es la vida, es lo que hay. Sin embargo, también están quienes
se dejan la piel para aprender y aún así lo pasan mal por culpa del
sistema. No ya por el hecho de que los contenidos puedan ser
difíciles sino porque los cursos que plantean algunos se hacen muy
cuesta arriba sin aportar valor didáctico.
Este ha sido el
caso de una amiga que me consultó sobre unos problemas en su aula
virtual hace poco. Ella tenía que seguir las indicaciones de cada
bloque del curso online que
estaba realizando para enviar las tareas asignadas. Hasta ahí nada
del otro mundo. El curso era sobre tecnologías de la información y
el uso en las aulas con fines didácticos, o sea, un curso de
formación TIC que lo llaman. Uno esperaría lo más didáctico del
mundo... pero no.
Nada más lejos de la realidad. Algunos temas eran un poco densos por
lo que pude apreciar pero se hacían manejables. Había que completar
una serie de pasos antes de que la tarea se diese por buena así que
era un poco mecánico y de echarle horas. Sin embargo, el bloque 6
bien podrían haberlo numerado 666... El motivo de la consulta fue un
error inesperado e inexplicable en la plataforma. Después de haber
creado dos cursos, mi amiga no conseguía habilitar una configuración
a pesar de darle muchas vueltas.
Después
de dedicarle horas – literalmente – revisando al detalle los
menús del aula virtual, nada, no había manera. Por lo tanto, sugerí
acudir al profesor del curso para consultarle sobre el asunto pero
días después ella me comunicó que las respuestas eran ambiguas y
escasas; un cero a la izquierda. Casi dos semanas después y un día
antes de la fecha final de entrega, o sea, in extremis este
profesor señaló que había consultado que podía deberse a una
configuración incorrecta en la portada de la página, o sea, fuera
de la zona donde uno crea sus cursos. ¡A buenas horas mangas verdes!
Al final, el único consuelo es llevarse en la saca algunas lecciones
bien aprendidas sobre la gestión de aulas virtuales y, además, la
infinita satisfacción de resolver esa mala configuración en el aula
de una dichosa vez – que queda fuera del alcance del curso según
pude comprobar en el temario. Cuando uno busca, encuentra pero a
menudo la búsqueda te la hacen imposible porque no te dan las
herramientas. ¿Tanto cuesta hacer una vez un manual del uso de la
página para que los alumnos de un curso no presencial
puedan llevar a cabo sus deberes? Llamadme anticuado pero
siempre he creído que la claridad es la clave de la enseñanza.
César P.
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