Hace poco el gobierno ha iniciado una campaña de lucha contra el fraude fiscal de los autónomos, bueno, para ser más exactos, de los "no-autónomos", es decir, los que trabajan sin darse de alta en la Seguridad Social para ahorrarse la cuota mensual. En principio parece bastante justo que todo el mundo declare sus ingresos, pero hoy voy a exponer un caso en el que se encuentran muchos trabajadores, y es el de las actividades económicas a tiempo parcial.
Existe un grupo cada vez más numeroso de contribuyentes, que además de tener su trabajo con el que cotizan a la Seguridad Social y pagan IRPF, tienen una segunda actividad con el que se sacan un extra muy necesario en estos tiempos de crisis que corren. Ajustándonos a la legalidad, estos trabajadores, si realizan esta segunda actividad de forma continuada, deberían darse de alta como autónomos, lo cual en algunos casos puede provocar que esa segunda actividad deje de ser rentable.
Supongamos que un padre de familia, apretado por los gastos, se dedica a vender productos de limpieza y gana unos 300€ al mes, con lo que puede hacer frente a todos los pagos fijos que tiene. Si esta actividad la realizase de forma legal, tendría que añadir a su lista de gastos, 288€ de la cuota mensual de autónomos, el IRPF de sus beneficios, y si contratase una gestoría para todo el papeleo, entre 50 y 100 euros más. O sea, que pasaría de ingresar 300€, a tener que pagar por su negocio. Ni siquiera tendría el consuelo de estar cotizando, porque al tener ya un trabajo por cuenta ajena, no lo necesitaría.
Está la posibilidad de declarar los ingresos sin darse de alta como autónomo, pero a la larga nos puede buscar complicaciones.
Es por esto, que la mayoría de los trabajadores, deciden no declarar esa segunda actividad, de forma que se fomenta la economía sumergida. Por esto quizá el gobierno debería plantearse nuevas formas de cotización más flexibles con las que se evitarían estas situaciones.
Rubén.
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