Personalmente, siempre me ha llamado la atención el hecho de
que cuando tiene lugar una tragedia de la escala suficiente como para aparecer
en las noticias y dar la vuelta al mundo son muchos los que saltan a primer
plano para dar muestras de solidaridad.
Entiendo que ciertas instituciones muestren solidaridad,
dependiendo del tipo de tragedia del que se trate, o que la gente se vuelque en muestras de apoyo,
donaciones, etc. Es loable que las personas puedan responder así ante una desgracia
de gente que no conocen y que se encuentran, no rara vez, al otro lado del
mundo.
Pero, de alguna forma, nunca me ha dejado de parecer que el
asunto tiene cierta hipocresía implícita. Hay muchas desgracias, catástrofes y
situaciones alarmantes para muchas personas en todo el mundo todos los días.
Sin embargo, si no sale en televisión o los medios no hacen eco de lo sucedido
es como si no existieran.
Todos hemos oído sobre el hambre en África pero ¿cuántos recursos de nuestra sociedad de
emplean en paliar dicho mal? ¿Qué esfuerzos hace la gente para sacar a África
de dicha situación, de hambre y corrupción? Es cierto que hay muchas ONGs y
otras instituciones trabajando allí pero la triste realidad es que al
continente africano se le viene dando la espalda desde hace décadas porque hay
personas que se benefician con si actual situación.
Mencionemos otro ejemplo. En Marruecos, desde hace muchos años, se había puesto de moda el uso
de pequeñas sirvientas: niñas en edad
escolar que son entregadas por sus
familias (de condición económica pobre) a familias adineradas o de mejor
condición económica para que realicen tareas del hogar y servicios domésticos.
Por si fuese poco dicha situación implica en la mayoría de
los casos el maltrato de las niñas. Se han visto casos de niñas abandonadas por
sus amos tras ser atropelladas realizando
alguno de los servicios domésticos de los que se encargaban. También se han
visto casos de niñas mutiladas, quemadas, golpeabas y vejadas por sus supuestos
jefes.
Hace poco la situación ha llegado a la televisión tras
reportajes realizados a algunas de estas niñas desvelando la situación. Como
consecuencia, Marruecos va a reformar sus leyes para paliar esta situación de
maltrato hacia las niñas cuyo único crimen es haber nacido en una familia pobre
que no tiene recursos para mantenerlas.
Pero antes no se hizo nada. Y una vez más, hasta que no sale
en algún medio (televisión) no se toma ninguna medida. Desde mi humilde punto
de vista, la tragedia de dichas niñas esclavas
en Marruecos supera con creces a los recientes atentados de Boston o la
explosión de una planta de fertilizantes en Texas. Adivinad cuales son las
noticias más difundidas en los medios.
Parece que es normal que
en Oriente Medio la gente se
bombardee y haya conflictos sin parar o que en África sucedan innumerables situaciones de violación de los
derechos humanos, corrupción, etc. La lamentable consecuencia del silencio de
los medios, salvo – claro está – cuando la noticia alimenta el morbo de los
espectadores siendo una situación espectacular, es que las personas miran para
otro lado.
La falta de información sobre este tipo de desgracias
humanas es alarmante. Para encontrar información al respecto podemos acudir a
internet pero ese no es el caso. El caso es que si hay un atentado con bombas
en EEUU la prensa explota contando la noticia pero si los derechos de personas
indefensas se violan y pisotean en algún lugar de África eso no es noticia para
nadie.
Creo que las muestras de solidaridad están muy bien pero
habría que hacer más. Por desgracia, tal no es el caso. Tanto así que podemos
citar el viejo dicho: hasta que no hay
una desgracia la gente no hace algo. Pero desgracias hay muchas, el
problema es que se encuentran silenciadas. Luego, hagamos algo, ya.
César P.
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