Hace unas horas he tenido noticia de un suceso inédito. Se
trata de un delito de pornografía infantil
un tanto inusual. Por lo general, cuando descubren a un pederasta con
contenido de este tipo él es quien lo ha descargado en su ordenador o quien lo
ha adquirido de alguna forma. El delito lo comete el adulto y es procesado por
ello.
Sin embargo, el escándalo que ha tenido lugar en España esta
semana ha sido distinto. En este caso, no ha habido adulto implicado en el
asunto. El contenido fue creado por una menor de edad, de unos 13 o 14 años,
aproximadamente. Yendo más allá del mero hecho de difundir sus intimidades
dicha menor convenció a otra para participar en dicho vídeo.
Acto seguido, el contenido pornográfico fue enviado por
medio de la aplicación Whatsapp a un compañero de la menor y después se
difundió de un teléfono móvil a otro. Este contenido llegó a internet, incluso
estuvo subido en Youtube hasta que la Policía actuó para eliminarlo de la Red.
Es sorprendente que una menor haya sido quien crease el
contenido y que, además, haya implicado a otra menor para grabar el mismo y
participar en el vídeo difundido. Por suerte, las autoridades han actuado con
presteza para interceptar el contenido en internet y retirarlo de circulación.
Actualmente, la menor autora de dicho vídeo ha comparecido
en comisaría con su madre y ha entregado el móvil que utilizó para grabar las
escenas. Dicho móvil contenía también varias fotos de la menor desnuda.
Debido a la naturaleza de las leyes, no se puede imputar a
la menor legalmente ni a quien colaboró con ella en la realización del vídeo.
Aunque parezca sorprendente, el menor que 14 años presunto responsable de subir
el vídeo a Youtube y, por lo tanto, de convertirlo en contenido disponible al
público, tampoco puede ser imputado por ser un menor de edad.
Las investigaciones siguen su curso a día de hoy a espera de
conocer exactamente lo que pasó con este contenido. Sin embargo, creo que lo
sucedido es un hecho completamente sin precedentes, tanto así que las mismas
leyes no sancionan este tipo de conductas.
Considero que, si bien no puedan castigarse acorde a las
leyes vigentes comportamientos como los de estos menores, deberían de recibir
orientación de profesionales. La necesidad de recibir atención o de tener fama
revela un problema más profundo en la menor que ha protagonizado todo este
escándalo.
Además, sancionar en alguna medida a estos menores serviría
de lección a los demás adolescentes para que no copien esta conducta. Lo último
que queremos es un espectáculo de menores exhibicionistas que divulgan
contenido de sus desnudos en internet o a través de aplicaciones como Whatsapp.
Creo que la mente de estos adolescentes confunde
erróneamente el ser – al menos en apariencia – un adulto con hacer cosas de adultos sin juzgar
debidamente la rectitud de dichas acciones. Como bien sabemos todos, no todo lo
que hacen los adultos es digno de elogio...
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