30 de mayo de 2013

Adolescentes que se consideran adultos

Hace unas horas he tenido noticia de un suceso inédito. Se trata de un delito de pornografía infantil un tanto inusual. Por lo general, cuando descubren a un pederasta con contenido de este tipo él es quien lo ha descargado en su ordenador o quien lo ha adquirido de alguna forma. El delito lo comete el adulto y es procesado por ello.


Sin embargo, el escándalo que ha tenido lugar en España esta semana ha sido distinto. En este caso, no ha habido adulto implicado en el asunto. El contenido fue creado por una menor de edad, de unos 13 o 14 años, aproximadamente. Yendo más allá del mero hecho de difundir sus intimidades dicha menor convenció a otra para participar en dicho vídeo.

Acto seguido, el contenido pornográfico fue enviado por medio de la aplicación Whatsapp a un compañero de la menor y después se difundió de un teléfono móvil a otro. Este contenido llegó a internet, incluso estuvo subido en Youtube hasta que la Policía actuó para eliminarlo de la Red.

Es sorprendente que una menor haya sido quien crease el contenido y que, además, haya implicado a otra menor para grabar el mismo y participar en el vídeo difundido. Por suerte, las autoridades han actuado con presteza para interceptar el contenido en internet y retirarlo de circulación.

Actualmente, la menor autora de dicho vídeo ha comparecido en comisaría con su madre y ha entregado el móvil que utilizó para grabar las escenas. Dicho móvil contenía también varias fotos de la menor desnuda.

Debido a la naturaleza de las leyes, no se puede imputar a la menor legalmente ni a quien colaboró con ella en la realización del vídeo. Aunque parezca sorprendente, el menor que 14 años presunto responsable de subir el vídeo a Youtube y, por lo tanto, de convertirlo en contenido disponible al público, tampoco puede ser imputado por ser un menor de edad.

Las investigaciones siguen su curso a día de hoy a espera de conocer exactamente lo que pasó con este contenido. Sin embargo, creo que lo sucedido es un hecho completamente sin precedentes, tanto así que las mismas leyes no sancionan este tipo de conductas.

Considero que, si bien no puedan castigarse acorde a las leyes vigentes comportamientos como los de estos menores, deberían de recibir orientación de profesionales. La necesidad de recibir atención o de tener fama revela un problema más profundo en la menor que ha protagonizado todo este escándalo.

Además, sancionar en alguna medida a estos menores serviría de lección a los demás adolescentes para que no copien esta conducta. Lo último que queremos es un espectáculo de menores exhibicionistas que divulgan contenido de sus desnudos en internet o a través de aplicaciones como Whatsapp.

Creo que la mente de estos adolescentes confunde erróneamente el ser – al menos en apariencia – un adulto con hacer cosas de adultos sin juzgar debidamente la rectitud de dichas acciones. Como bien sabemos todos, no todo lo que hacen los adultos es digno de elogio...


César P.

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