23 de abril de 2016

La trepidante aventura de ser padre – parte I

Está claro que ser padre es la aventura más radical de toda mi vida. Hay tantas cosas que pasan ahora mismo que me cuesta siquiera pensar en todas en orden. Lo habitual en mi día a día es que tenga que estar al loro de varios asuntos simultáneamente. Por un lado, intento trabajar y necesito estar concentrado para lo que hago. Sin embargo, también estoy en parte pendiente de mi pequeño Alejandro. Cómo podría no estar al tanto de lo que le pasa, de si duerme, de si come o de si está feliz. Es increíble describir la sensación de cariño abrumador y de preocupación latente que surge de mí ahora que mi hijo está con nosotros.

Bueno, lleva con nosotros meses pero dentro del vientre de su madre no lo veíamos directamente. Aunque sí sentíamos sus movimientos y a menudo notábamos sus reacciones a diversas circunstancias. Llevamos conociéndole ya más de 10 meses y ahora en persona. Las últimas semanas han sido de una sobrecarga emocional y física sin parangón en toda mi vida. Estar tres días casi sin dormir, no lo había hecho nunca. Estar horas sin pegar ojo porque el niño llora y no sabes lo que le pasa, hasta que se te enciende la bombilla y ves la luz. Sucede. Todo lo que planeas sale de otra forma pero encuentras el camino.

Encuentras la forma de solucionar el llanto de tu recién nacido y es todo felicidad cuando el pequeño está dormido con todas sus necesidades cubiertas. Ahora come mejor, la semana pasada estuvo muy estresado porque los biberones se bloqueaban todo el rato. ¿Por qué? Pues veréis, la leche anti regurgitación y digestiva es más espesa que la convencional en polvo, luego obstruye las tetinas de los biberones. Por suerte, hemos dado con un biberón con velocidades (sí... es de Fórmula 1, nunca mejor dicho, si no lo pilláis esperad a ser padres) que lleva una tetina diseñada por una entidad superior.


El niño está en la gloria con ese biberón y esa tetina, come que da gusto y se queda dormido acto seguido. Ahora es feliz. Solo quería comer rápido y furioso. El asunto es que hasta que das con la clave pasan días y es probar una opción tras otra. Ahora tenemos media docena de biberones que no estamos usando pero que tendremos que adaptar con nuevas tetinas progresivamente. Así es la vida de un padre primerizo.

César P.   

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