11 de junio de 2013

El nuevo contrato fijo de emprendedores: hecha la ley, hecha la trampa.

El pasado mes de Febrero con la reforma laboral apareció un nuevo tipo de contrato que no existía hasta el momento: El contrato fijo de emprendedores. Según las fuentes del Ministerio de Empleo este tipo de contratación está siendo todo un éxito porque mes a mes han ido creciendo el número de empresas que se han acogido a esta modalidad para aumentar la plantilla de trabajadores.


Según los últimos datos que hemos conocido desde que se aprobó la reforma laboral hasta finales de mayo se habían firmado más de 100.000 contratos de este tipo. Podemos establecer una media de unos 7.000 contratos fijos de emprendedores cada mes, cifra que no significa un éxito rotundo como afirma la ministra de Empleo Fátima Bañez ya que podemos considerar que viene a suponer un  7 por ciento del total de contratos fijos que se registran cada mes en las oficinas del INEM. Y si comparamos la cantidad de este tipo de contratos con el total de contrataciones su incidencia es prácticamente nula.

Las bonificaciones ofrecidas a las empresas que contraten trabajadores a través de este modelo son significativas llegando a los 3.000 euros anuales por cada trabajador contratado por la empresa siendo menor de 30 años. Otra característica es que va destinado a empresas que cuentan con menos de 50 trabajadores en su plantilla y se pueden favorecer de deducciones fiscales y rebajas en la cotización a la Seguridad Social.

A pesar de todas las ayudas e incentivos no parece que este contrato fijo de emprendedor haya sido la solución a las tasas de paro vergonzosas que tenemos en España. Tampoco ha servido como reclamo la parte más controvertida del mismo: el despido durante el periodo de prueba de un año de duración y donde el trabajador puede ser despedido sin derecho a cobrar ningún tipo de indemnización. Este punto es el más problemático de todos y ha sido recurrido ante el Tribunal Constitucional aunque hasta la fecha no hemos conocido ningún tipo de resolución al respecto.

Así que podemos afirmar rotundamente que solo ha servido para beneficiar a aquellas empresas que querían aprovechar el tirón de las ayudas, no ha servido para paliar las cifras indecentes de paro y los grandes perjudicados, como siempre, siguen siendo los más desfavorecidos: los trabajadores jóvenes que venden su alma al diablo por un contrato y aquellos mayores de 45 años que están aburridos de presentarse a todas las ofertas que aparecen por cualquier medio.


Lady Blu

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