Es bastante complicado saber quién
manda en Internet, quien es la mano de hierro que gobierna la red pero podemos
afirmar categóricamente que si existe un gobierno en la Red y además férreo. Como
todos los poderes, se basa primero en el dominio del lenguaje del “nombre”. En
este caso, de las concesiones de URL, esto es: de los “dominios” o extensiones
de las direcciones de la Red que permiten el acceso a las paginas, lo que se
hace a través de una institución llamada ICANN. Esos dominios, de los cuales “.es”,
y “.com” son los más conocidos por los internautas españoles, van compartimentando
la red en crecimiento. Al principio eran muy escasos pero en la actualidad cada
vez hay más, para facilitar la distribución geográfica y de servicios. El
problema es la conocida oscuridad, la poca transparencia, de todos los procesos
de poder que rigen en la Red, que suele provocar el nacimiento de monopolios
opacos.
Para muchos, estos nuevos poderes
fácticos constituidos en la red vienen a apuntalar la creciente pérdida de
poder por los Estados tradicionales. Sin embargo, algunos sostienen que éstos
no han perdido poder, más bien al contrario, creen posible la convivencia
indefinida de globalización informacional y Estados, que ven en ella un aumento
de oportunidades para crear riqueza.
Yo pienso que los poderes que
rigen, de forma más o menos opaca, Internet, acaban colisionando con los tradicionales,
y sus tácticas suelen ser muy parecidas a las bélicas: confrontación abierta… o
compra. Las empresas tecnológicas acaban con la competencia no por destrucción,
sino por absorción, proceso que han aprendido de los bancos. De modo semejante,
las empresas involucradas en el desarrollo y sostenimiento de la Red van
ganando, paso a paso y apoyadas por gobiernos como el estadounidense, espacio
de gobierno y administración de recursos.
Como sabe cualquiera que conozca
algo del funcionamiento de las multinacionales, este proceso no tiene pasos atrás,
no hay regreso en él. Cada territorio conquistado es irrevocable, de modo que
el espacio de gobierno “borroso” en Internet es cada vez mayor, y menor el
gestionado por los Estados tradicionales o nacionales.
En la gestión de los asuntos
locales o provinciales los Estados tienen escasas posibilidades de éxito a la
hora de administrar sus recursos vía Internet. A medida que crece el ámbito de
poder (nacional, continental, global…) la posibilidad de una efectiva actuación
en asuntos de interés estatal se diluye y crecen las dificultades o la total
imposibilidad.
Lady Blu
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