Desde siempre he sido un fanático de los videojuegos. Empecé
a jugar alguno de ellos cuando tenía unos 10 años, aproximadamente, y desde
entonces he seguido jugando con cierta frecuencia. Sobre todo, he jugado juegos
de estrategia pero recientemente me he visto más atraído por los de tipo MOBA
(multiplayer online battle arena), que enfrentan a varios jugadores en tiempo
real.
Hay varios juegos online muy conocidos de este género, como
el DoTA 2, HoN, LoL, etc. League of Legends (LoL) es mi elección personal entre
éstos y suelo jugarlo un rato cada día. Una partida online puede durar entre 20
y 40 minutos. Las partidas de una hora son raras y el mínimo (en la modalidad
de 5v5) es de 20 minutos. También es raro arrasar en menos de los mencionados
20 minutos pero ocasionalmente sucede.
Existe un sistema de ranking online que incentiva a los
jugadores a competir entre sí para ser el mejor. Hay un ambiente competitivo en
la comunidad online donde se fomenta el buen comportamiento y la colaboración
entre jugadores, pues el juego en equipo es una de las claves para alcanzar la
victoria. Por lo tanto, este tipo de juegos no son tan individualistas como
otros que se juegan también en la red.
En la escena mundial hay numerosos jugadores profesionales
que compiten entre sí para alcanzar el primer lugar en la liga oficial. Estos
jugadores son patrocinados y reciben dinero por jugar y competir. Además, al
ganar una competición oficial o un torneo obtienen premios en metálico (además
de la gloria de ganar en internet). Este es el sistema actual, el escenario de
competición de los juegos online, denominados e-Sports.
El nombre hace alusión a la característica de estos deportes: son electrónicos. Este nombre
abre una de las preguntas clave que quiero plantear con este artículo: ¿Podemos
decir que este tipo de ocupaciones se tratan auténticamente de deportes? A
continuación analizamos algunos aspectos de los deportes y los e-sports para
llegar a una conclusión.
Ambos se enmarcan en un ámbito competitivo en el cual hay
reglas y se enfrentan equipos (o jugadores, dependiendo del juego) para
alcanzar la victoria. Además, quienes se dedican de forma profesional a los
e-sports practican durante horas al juego en el que compiten. Es decir, se
entrenan, de la misma forma que los deportistas entrenan horas al día.
¿Vemos las similitudes? Creo que saltan a la vista, ahora
hablemos de las principales diferencias. Obviamente, un e-sport no demanda
esfuerzo físico en la misma cantidad que un deporte convencional, pero sí
requiere gran cantidad de concentración. Además, es posible jugar o competir
contra jugadores de cualquier parte del mundo a través de internet sin entrar
en contacto físico con ellos.
Los mejores jugadores reciben ayuda y colaboración de
patrocinadores. En muchos casos, se tienen sueldos y se dedican al juego casi
completamente. Ahora me pregunto, ¿los e-sports merecen realmente considerarse
deportes? Considero que actualmente, debido a la limitada difusión de estas
actividades (sobre todo entre adolescentes y jóvenes pero no exclusivamente) el
nombre es más suntuoso de lo que debería y concede un prestigio un tanto
excesivo.
Dicho esto, pensemos en perspectiva. Esta tendencia por los
juegos y competiciones online solo va en aumento y es una industria que reporta
millones cada año. Creo que por ello sí es válido dejar abierta la posibilidad
de concebir las competiciones online como deportes. El futuro dirá adonde lleva
esta nueva tendencia.
GG (Good Game).
César P.
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