El Ministerio de Defensa
denomina concertinas a las púas y
pequeñas navajas de metal que tienen las alambradas en la frontera de Ceuta y
Melilla. Estos elementos, que se añadieron en 2005 debido a la gran cantidad de
inmigrantes provenientes de Marruecos, son cumplen un papel disuasorio, en
teoría. Sin embargo, a pesar de estar allí no deja de haber gran cantidad de
gente que salta o intenta pasar las vallas fronterizas.
Además, se supone que las
concertinas no causan graves heridas, sino que juegan un papel meramente
disuasorio. Sin embargo, hay testimonios de inmigrantes ilegales que ahora
residen en territorio español que desmiente tal versión oficial. Si bien no
causan amputaciones, las magulladuras, cortes y lesiones pueden provocar
inhabilitación de miembros. Por si la existencia de estos elementos
punzo-cortantes no fuese poco, quienes intentan saltar las vallas son atacados
por parte de los vigilantes marroquíes.
Hay pruebas que demuestran
el uso de perdigones, piedras y otros objetos arrojadizos del lado marroquí.
También hay indicios del uso de palos en las articulaciones de los inmigrantes
para disuadirlos de la idea de volver a saltar las vallas. Los vigilantes en la
frontera de Marruecos responden así ante la gran cantidad de personas que
acuden a esta frontera para intentar pasar de alguna forma a España. Pero en el
lado español también se comenten faltas graves.
Si bien no se maltrata
explícitamente a quienes llegan a España, sí hay un par de comportamientos que
dejan mucho que desear y deberían ser penados. Por una parte, los testimonios
de inmigrantes que han logrado cruzar tras varios intentos indican que los
vigilantes españoles no siguen al pie de la letra los procedimientos. Cuando se
encuentra a un inmigrante que ha conseguido pasar la valla, el procedimiento
indica que sea llevado a la comisaría más cercana para ser identificado –
cuando sea posible – y se proceda a ordenar su expulsión del país. Este proceso
legal lleva semanas o incluso meses, siendo a menudo infructífero.
Sin embargo, los
testimonios señalan que hay ocasiones en las que los vigilantes de frontera del
lado de España expulsan de forma irregular e ilegal a los inmigrantes a través
de una puerta que se encuentra en la valla. Este procedimiento va en contra de
los derechos de los inmigrantes, que acaban siendo arrojados a su suerte de
vuelta a Marruecos. Por si esto fuese poco, el cuidado sanitario que se aplica
a quienes logran cruzar no es siempre el más adecuado. Debido a las concertinas
en la alambrada, hay muchas personas que no logran cruzar y caen de vuelta a
Marruecos en mal estado.
Pero lo análogo puede
pasar del lado español, en cuyo caso reciben los cuidados médicos pertinentes.
Hay testimonios que indican que algunas personas han tenido que esperar hasta
12 horas para que les cosiesen las heridas. ¿Esto es actuar según lo estipulado?
Hablamos de inmigrantes maltratados que llegan a España con serias heridas
causadas por las alambradas que el Ministerio de Defensa ha colocado. ¿Y se
supone que son elementos disuasorios inofensivos?
Creo que este tipo de
elementos no deberían de ser necesarios. En su lugar, España debería de tratar
con Marruecos seriamente el tema de la inmigración ilegal que da lugar a tantos
abusos actualmente. Hay mafias que se dedican a dejar pasar gente por medio de
túneles escondidos en la alambrada o que comercian ilegalmente por medio de
dichos conductos. En vez de usar alambres de espinos para herir – y llegar a
provocar la muerte – a desafortunados inmigrantes que buscan un futuro mejor,
el Gobierno debería ponerse manos a la obra para solucionar este problema
respetando los derechos de todos.
César P.
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