Otra vez, he visto algo
que ha captado mi atención en las noticias. Estos días uno de los titulares que
más minutos ha ocupado en los medios es la dichosa declaración de la infanta Cristina atendiendo al caso Nóos y toda la trama que ya
conocemos. Al parecer, es todo un acontecimiento digno de ser televisado al
minuto que una infanta haya sido citada en un juzgado para declarar en calidad
de imputada.
Culpable o inocente
El asunto ya no radica en
si la infanta es culpable o no. Ha ido mucho más allá de esta cuestión. Creo
que nadie es citado e imputado de esta forma si no ha tenido – al menos – algo que
ver con lo acontecido. La defensa de la infanta o, mejor dicho, de los abogados
de la infanta es aludir que ella desconocía
los movimientos de dinero, la tributación de la organización, etc. Ella,
como declaran los defensores, no sabía “nada”.
Y yo me pregunto, si no
sabía ni cómo tributaba la organización,
¿por qué estaba al frente de la misma? Si no sabía nada, no entiendo por
qué era una de las encargadas de la gestión de Nóos. Entiendo, o creo entender,
que quienes “llevan” una organización son los que deben de saber más sobre el
funcionamiento de la misma. O, al menos, eso es lo que se pide al común de los
mortales cuando optan por ocupar un cargo similar. Tal vez a las infantas no se
les pida tal requisito.
Imputada que agradece
Esta semana, la noticia
no ha sido si la infanta es culpable, ni si su marido lo es, ni si la trama de presunta
corruptela se llevó millones o miles de euros en unos años. No. La noticia ha
sido, nada más y nada menos, que el paseo de la infanta hasta los juzgados. Más
concretamente, el recorrido de la
infanta desde su coche hasta la entrada del juzgado. Estoy convencido de
que esto es mucho más importante que el caso mismo o la culpabilidad de los imputados.
Al final, como si de una
pequeña pasarela se tratase, la infanta ha caminado desde el coche hasta la
entrada y de vuelta al salir. Todo el tiempo, ha mantenido su imagen real y no
ha perdido el paso. Además, tuvo el gesto de “agradecer” a la salid de los
juzgados. Lo que no entiendo todavía es qué ha agradecido, ¿la cobertura mediática?, ¿le preocupación de los españoles por el
pequeño desfile de la infanta?, ¿es que tiene algo que agradecer?
Tal vez haya dado las
gracias a todos por lo mucho que nos preocupamos por cuestiones triviales como
el paseo de la infanta, de unos pocos metros de distancia, mientras – según parece
– todo el mundo olvida el quid de la cuestión: si ella es culpable de lo que se le imputa. Y, mientras, los
abogados de la infanta siguen declarando que ella no sabía nada.
César P.
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