Cada vez que puedo hablar
con alguien sobre cuestiones laborales surge, en algún momento de la
conversación, la frase “al menos tú tienes trabajo” y cada una de esas veces me
pregunto: ¿a esto hemos llegado? Pues, en realidad, no es que yo tenga un
trabajo en sí sino que he ideado una forma viable
de obtener ingresos de forma constante. Digo viable porque no a todos les parecería aceptable pasarse todo el
día fuera de casa para ganar dinero, o eso creo.
El caso es que yo no
tengo trabajo, tan solo cubro una necesidad de servicio dando formación y apoyo
a quienes lo necesitan, es decir, me dedico a dar clases. Pero nadie me
contrata, soy yo mismo y el alumno quienes interactuamos. Supongo que esto me
hace un autónomo, ya que, a fin de cuentas, la definición me parece adecuada. A
pesar de ello, las personas a quienes les comento mis condiciones “laborales”
no dejan de decir que tengo suerte.
Suerte de poder hacer
algo en la situación actual, supongo. Y supongo que sí tengo suerte pero, ¿qué
pasa con los demás? ¿Qué pasa con quienes no tienen esa suerte? Esperar a los
brotes verdes que tanto aclama el gobierno no creo que sea buena idea, antes
más bien deberíamos intentar hacer resurgir la maquinaria económica con
nuestras propias manos. En primer lugar, buscando una forma actualmente viable
de negocio.
En segundo, tributando a
Hacienda. Sí, ya sé que parece muy difícil y muy cuesta arriba todo lo que digo
pero no es imposible. La prueba de ello es que yo puedo hacerlo y no me
considero ningún privilegiado en los negocios ni temas relacionados. Esto
quiere decir que cualquiera con suficiente motivación también puede hacerlo.
Cada uno de nosotros puede contribuir a sacar al país de la ruina con su
granito de arena.
En cualquier caso, qué es
mejor ¿quedarse en casa lamentándose o salir todos los días a buscar una forma
de salir a flote? Creo que queda claro. A día de hoy, quienes tengan una
capacidad de respuesta ante la situación actual del país sí que son los más
fuertes de la selva y serán los que
tiren para adelante. Esto no los hace mejores en algo, necesariamente, pero sí
distintos: ellos emprenden.
Cada día que pasa estoy
más convencido que ya que nadie me va a dar un empleo, emprender es la única
forma viable de ganarme la vida. Y más adelante, ya veremos.
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