24 de octubre de 2014

Los Pujol en el punto de mira

Esta semana, los medios hablan menos del ébola y más del controvertido caso de la familia Pujol. Por si no fuera suficiente con la trama de corruptelas que venían arrastrando varios miembros de la familia de Jordi Pujol Ferrusola, ahora también les salpica el caso de las tarjetas opacas, algunas de las cuales estaban en manos de miembros de dicha familia. Las andanzas del primogénito, Jordi, no dejan de sorprender a todo el mundo, ya que movía con toda normalidad ingentes cantidades de dinero en paraísos fiscales a su corta edad.

Por su parte, el famoso caso de las tarjetas opacas involucra a una de las entidades más manchadas por casos corruptos desde que empezó la crisis, nada más y nada menos que Bankia. Misteriosamente, estas tarjetas fueron repartidas a muchas personas que hicieron un uso despreocupado de los fondos. Se han registrado todo tipo de compras y transacciones por medio de las dichosas tarjetas que ascienden a miles y miles de euros.

Actualmente, todo el patrimonio de la familia Pujol está siendo investigado ya que se sospecha que haya sido adquirido por medio de numerosas actividades irregulares e ilícitas. Por una parte, se sospecha de tráfico de influencias, blanqueo de capital, etc. El negocio familiar de los Pujol, según parece, era aprovecharse de su posición dentro de Cataluña para hacerse con todo el dinero posible.

Se trata de uno de los casos más escandaloso de los últimos años por las astronómicas cantidades de dinero defraudadas, las cuales ascienden a cientos de millones de euros y las pesquisas aún se están llevando a cabo. Hay una gran cantidad de documentos y fuentes que deben investigarse antes de poder visualizar al completo la envergadura de la trama orquestada por los Pujol.

¿Hasta dónde llegará la corrupción que involucra a esta familia? Solo el tiempo lo dirá. Mientras, para variar, no dejaremos de alucinar con el asunto. Cómo es posible que una situación como esta se haya mantenido durante años sin que las autoridades no reaccionaran de manera alguna. Así van las cosas en este país, según parece. No es de sorprender, pues, que la situación económica haya acabado tan en la ruina después de años y años de malgastar el dinero del Estado, de consentir actividades irregulares, etc.


Lo más lamentable de toda esta situación es que a pesar de que se investiguen y condenen casos como este, si el dinero que se ha robado no se devuelve y destina a algo constructivo, no se ganará nada.  Más de una vez, se ha visto cómo alguno de los defraudadores se libra con tan solo pagar una simbólica multa. Y, mientras, la mayor parte del dinero robado se ha quedado en algún paraíso fiscal. ¿Volveremos a ver el mismo desenlace?

César P.

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