6 de julio de 2015

Padres que no dejan dormir a sus hijos

No entiendo tanto interés en hacer las cosas por la mañana cuando se trata de niños en edad de ESO. Al parecer, para los padres es cómodo que los niños se despierten pronto y hagan cosas como estudiar un par de horas pero lo que veo en mis alumnos de verano es que están dormidos. No es ningún secreto que los jóvenes se van a dormir tarde cuando están de vacaciones. Así sucede, las clases a primera hora de la mañana les hacen sufrir mucho.

Para mí también es un incordio tener que levantarme pronto pero lo llevo como puedo. Sin embargo, me he dado cuenta de que a los padres les ha dado por pedir, incluso exigir, clases por la mañana. No sé qué tiene la tarde de malo pero creo que es una medida un poco desafortunada. Por quitárselo antes no va a ir mejor la cosa. Y cuando se trata de estudiar, es mejor hacerlo en la franja horaria que mejor convenga para el estudiante.

No cuando mejor venga en gana a los padres. A ver si lo entendemos de una vez, tener un hijo va de preocuparse por sus necesidades de forma integral, no de proyectar las tuyas en su vida. Puede que a ti, que estás en la edad de entre 40 y 60 – como muchos padres, te parezca “guay” despertarte a las 7 todos los días y que te cunda la mañana. Pero parece mentira que ya hayas olvidado lo bien que dormías hasta las 11 o 12 cuando tenías la edad de tu hijo que va al instituto. ¿Ya hemos olvidado lo difícil que era concentrarse a esas horas mañaneras y más en verano?

Pues parece que sí. Estimados padres, dejad de dar tanto la lata porque se os da demasiado bien y quienes lo aguantamos somos los profesores. Prefiero mil veces a los alumnos mayores que me contactan directamente, pero bueno, tampoco puedo prescindir de los demás alumnos solo por evitar que me den la brasa algunos padres. Creo, sin embargo, que deberían pedir consejo a quienes dan las clases, ya que a menudo hacen cosas incoherentes, como pedir demasiadas horas seguidas, poner horarios raros, etc.

Parece mentira que la gente no se acuerde de cómo funciona el cerebro de un adolescente: empanado por la mañana, por la tarde y por la noche. ¡Pero sobre todo por la mañana!

César P.

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