Hace tiempo que no salgo
de fiesta, quien me viera y quien me ve. Tuve una época de desfase en la cual
mi cuerpo y mente estaban, nunca mejor dicho, en asincrónica convivencia.
Vamos, que salía mucho de fiesta y todo eso. Sin embargo, hace ya años de eso,
ahora llevo una vida más relajada y retirada de la noche. Apenas he quedado
para tomar unas cañas este año, tampoco sé lo que le pasa a la gente con ese
tema. Cada vez ponen más excusas para no salir a pasarlo bien, ¡no lo entiendo!
Puede que nos estemos
haciendo mayores y las cosas hayan cambiado un poco pero creo que algunas
buenas costumbres no deberían dejarse de lado en absoluto. En esta línea,
algunos de mis amigos mantienen una vida bastante más “divertida”. Ya me
entendéis. Este año toca Nochevieja Universitaria en Salamanca y la verdad es
que me ha gustado mucho el plan. Estoy considerando apuntarme en el último
momento, o sea unos dos meses antes, al plan. Nunca he tenido ocasión de ir por
tierras salmantinas sobre esas fechas.
En realidad, recuerdo uno
de los viajes con los colegas que fue especialmente memorable, tuvo lugar en
Salamanca. Fue uno de esos recorridos birrísticos – nos tomábamos una birra en
cada esquina mientras veíamos la ciudad – que tanto nos caracteriza cuando nos
juntamos. Me resulto un lugar bastante agradable y con mucho ambiente en el
cual puedes pasártelo bien en todas partes. El rollo era muy acogedor, los
precios no estaban mal y, en general, la noche estuvo muy bien. Hasta hice
algunos amigos mientras deambulábamos de bar en bar.
Una cosa que me llamó la
atención es que nos dejaron sentarnos en una terraza con lo que teníamos en la
mano. Nos acabamos las bebidas que traíamos y después pedimos algo en aquel
pub. ¡Tanta amabilidad! Eso no se ve en Madrid, donde como te acerques con una
cerveza en la mano te miran con cara de “venga ya, tira eso o no te molestes en
mirarme”. Por no mencionar cuán bordes son en la mayoría de garitos de la
capital.
En resumen, salir de
fiesta mola. Y mola más en otras ciudades donde el ambiente es distinto.
Combinar estas experiencias te permite relajarte de una forma más profunda de
lo que puedes conseguir en tu ciudad, donde ya sabes lo que hay en la mayoría
de los sitios.
César P.
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