27 de diciembre de 2015

Cuando no hay vida en las calles la fiesta va por dentro


Anoche fue Nochebuena y parecía más Nochemuerta. No había ni un alma por las calles ni coches – casi – por la carretera. El ambiente navideño se vive por dentro, según parece. Me llama la atención porque en Perú, de donde vengo, el ambiente es festivo en las calles e incluso los vecinos hacen su recorrido por la calle para saludar a todos dando las felicitaciones por Navidad en persona. Además, hay gente que está en sus puertas saludando, hay fuegos artificiales y, en general, otro rollo. Por eso, aquí me parece un poco demasiado apagado el ambiente que se vive. Es como la noche y el día.

Entiendo que con el frío no den ganas de salir a la calle pero la completa ausencia de personas me sobrecoge. Estoy acostumbrado a algo muy distinto. El único calor navideño es el que proviene de mi familia y novia; y de mi niño aún en gestación. Bueno, estas fechas son para pasarlas en familia pero un poco de cariño de la gente no vendría mal, un poco de espíritu navideño del que se habla en las películas estadounidenses, ¿sabéis? Pero será que las elecciones han apagado el ambiente en el país. ¡Que tampoco ha sido para tanto! Igual os lo tomáis demasiado a pecho esto del reparto multicolor de los poderes políticos en el mapa español.

En fin, creo que debemos sacar lo bueno de dentro de nosotros en estas fechas, saludar a la gente e intentar incentivar el buen rollito. Hay que disfrutar de las ocasiones de felicidad, ya vivimos bastante puteados en general como para estar amargados también a final de año. No es que estas fechas tengan en sí algo especial para que estemos de fiesta pero históricamente ha resultado así y es lo que hay. Resulta curioso analizar cómo ha cambiado mi apreciación de estas festividades. Cuando era pequeño, me encantaba la Navidad por los regalos y todo el ambiente. Además, el chocolate y el panetón típicos de estas fechas en Perú hacían de la temporada una delicia.

Mucho después, como durante un lustro y hasta hace poco, perdí el interés por celebrar estas fechas. Si bien seguí estando con la familia siempre que pude, como que perdí el interés. Pero algo se ha reajustado dentro de mí recientemente, será mi corazoncito de futuro padre que empieza a apreciar los momentos en familia de nuevo. Pero esta vez como adulto, que viejo me siento al pensar en ello. Para colmo, mi cumple está al caer. Empiezo a recordar por qué me gustaban tanto estas fechas de niño.

César P.

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