26 de diciembre de 2015

Gente maleducada anda suelta


Me he dado cuenta de que últimamente estoy más susceptible e irascible con algunos comportamientos de la gente. Antes me fijaba en lo bordes y/o maleducados que son algunos o algunas pero pasaba porque a mí no me afectaba o porque me daba muy igual. Pero recientemente han habido situaciones en las que mi novia se ha visto afectada por esta gente sin escrúpulos ni principios. Ya sea en el metro, caminando en un centro comercial o saliendo por el portal; la gente maleducada acecha por todas partes.

Hoy mismo, sin ir más lejos, mi novia salía del portal y habíamos dejado la puerta abierta unos minutos antes. Pues bien, un vecino había sacado al perro y había cerrado la puerta. Mi novia no podía abrir porque estaba cargando unas cuantas cosas, yo venía por detrás con más carga y pude ver como este elemento observaba la escena a unos metros desde la calle sin molestarse en echar un cable. Que vale, que sí, que no será su obligación pero tampoco mata hacer el intento de enmendar una equivocación como cerrarnos la puerta casi en las narices.

Cuando vamos en el metro, mi novia tiene que pedir asiento casi siempre porque pocas personas se levantan incluso si están en la zona de sitios reservados. Resulta un poco violento tener que pedirle a un desconocido que se ponga de pie o se busque otro asiento (normalmente no lo hay disponible en ese momento sino no iríamos a pedirlo en la zona reservada). ¿He dicho que mi novia está embarazada de medio año y resulta evidente que necesita ayuda en su condición? Pues ni así se levantan algunos de donde están sentados.

Hace unos días, fuimos al hospital a la prueba de la curva de glucosa de cuatro horas. Pues bien, había un pequeño espacio para quienes se hacen la prueba con pocos asientos, la mayoría de los cuales estaban ocupados por las embarazadas que se hacían el test. No solo había muy poco espacio sino que algunos acompañantes acabamos en el suelo por falta de asientos. Cuatro horas de pie, como que no. Cuál fue nuestra sorpresa cuando llegamos y vimos a un señor que no tenía nada que ver sentado ocupando DOS asientos. Ni se inmutó ante nuestras miradas y presencia. Tuvimos que pedirle que nos dejase un asiento al menos y de mala gana recogió SU PERIÓDICO del sitio en el que no estaba sentado.

Un poquito de por favor...

César P.

No hay comentarios :

Publicar un comentario