A veces me gustaría
volver a ser un niño despreocupado por los asuntos de la vida. Ser adulto es un
rollo infumable en ocasiones. O sea, no está mal eso de hacer lo que quieras cuando
puedes pero hay tantas responsabilidades que acabas quemado y no con poca
frecuencia. Hacerte mayor no mola tanto como los críos piensan, las
obligaciones aumentan y pueden acabar dirigiendo nuestras vidas de una forma
que no queremos.
Este año, parece que me
han visitado los reyes aunque no lo descubriré hasta la noches, cosas que
pasan. El resto del día, me toca retomar trabajos pendientes con las pocas
ganas que tengo de hacer nada. Encima, el tiempo no ayuda. Cuando los días
están nublados acabo con una morriña que no me abandona durante buena parte de
la jornada.
Supongo que toca hacer
algo de evaluación sobre 2015. Bueno, creo que me he llevado muchas sorpresas
el año pasado. Mi vida ha dado un giro impresionante y nada es como antes. Nada
volverá jamás a ser como antes, ya que esto de ser padre en un par de meses
como mucho no tiene vuelta atrás. Estoy al menos tan emocionado y expectante
como nervioso. Lo que tengo a mi favor es que siempre he tenido seguridad en lo
que hago, ¡incluso cuando me equivoco!
Por ello, pienso que lo
haré bien, que aprenderé rápidamente y me adaptaré como siempre he hecho. Aún
así, resulta intrigante, ya que no sé bien lo que va a pasar. Es una aventura
que hay que vivir en la vida y está a punto de empezar para mí. Otra historia
es el trabajo que me tiene tan ocupado casi siempre. Lo bueno es que puedo
dormir cuanto quiero, lo menos bueno es que debo echarle horas.
Supongo que a todos nos
pasa en cierta forma a menos que ganemos El Niño de chiripa. Aún no ha pasado
así que hasta el próximo año nada. Y, por ahora, solo queda retomar el trabajo.
Eso sí, no dejéis de hacer una buena pausa hoy para disfrutar de los Reyes, que
vienen solo una vez al año y no hacen daño. Bueno, un poco al bolsillo pero si
lo acogemos de la forma adecuada mejor. Es como cuando te echan una foto casi
sin avisar, intenta sonreír y salir del paso. Luego, cárgate al fotógrafo pero
que parezca un accidente.
¡Quiero ver mis regalos
ya!
César P.
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