Contamos con satélites en órbita y millones de móviles
denominados smartphones que hacen de
nuestra vida algo que nuestros padres o abuelos nunca imaginaron hace tan solo
unos años. Sin embargo, a pesar de alarde tecnológico que nos rodea hay aún
muchas cosas que no podemos controlar.
Una de ellas es el clima. Y vaya que si no podemos hacer
nada al respecto, salvo sufrir los caprichos de las fuerzas de la naturaleza.
Así, hace poco hemos visto cómo las lluvias inundaban diversas ciudades de
España causando gran cantidad de destrozos materiales y algunas pérdidas
humanas, también.
Por si no fuese poco el caos que han causado las aguas y la
ola de frío que nos visitó hace pocos días en la Península ahora vemos una de
las consecuencias: el polen. La abundancia de agua ha creado auténticos
paisajes exultantes de verdor en muchos lugares. Las plantas aprovechan el agua
sin perder ni un día.
En cuestión de horas un paisaje puede cambiar
completamente debido a las lluvias.
En esta línea, los árboles se desarrollan en un gran ritmo
cuando llueve a cántaros. Por ello, el polen aumenta en gran medida como
consecuencia. Así, a día de hoy podemos apreciar una gran cantidad de polen en
el aire, tanto si lo vemos como si no. También hay semillas volando de un lado
a otro durante las horas de sol.
El bienestar de las áreas verdes siempre es algo positivo,
por no mencionar la gran reserva de agua con la que cuenta España actualmente.
No veremos ninguna sequía en los próximos meses pero si estamos sufriendo las
consecuencias de tanta agua. Parece ser que en la naturaleza nada bueno viene
sin alguna desventaja.
Las alarmas han saltado en más de una provincia por este
incremento del polen en el aire. Muchas personas disfrutan del aire libre y los
espacios verdes pero los alérgicos pueden acabar en el hospital si respiran el
aire cargado de semillas y polen que vemos en varias localidades.
El polen pulula en el aire y, normalmente, es difícil de
percibir con la vista a plena luz del día. Pero el olfato puede detectarlo en
un momento. En grandes cantidades, puede causar irritación de las fosas nasales
incluso en personas no alérgicas. Aquellos menos afortunados que padezcan de
alergia solo necesitan una cantidad reducida para empezar a mostrar síntomas
desagradables.
En los peores casos, estas situaciones pueden acabar muy mal
y causar más de un susto. No en vano a veces vemos personas caminando por la
ciudad con mascarillas. Las alergias a las gramíneas y, en general, al polen no
son ninguna broma. Hay personas que no pueden pasear libremente por donde quieran
sin sufrir las consecuencias de respirar ese
aire.
Por lo tanto, aquellos que tengan antecedentes o riesgo de
alergia severa deben de extremar las precauciones durante las horas de sol,
sobre todo. No dejemos que un paseo por la ciudad o el campo termine siendo una
de las peores experiencias de nuestra vida.
César P.
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