24 de septiembre de 2013

Más de 500 multas en Madrid por botellón en un fin de semana

Este pasado fin de semana se ha llevado a cabo un operativo especial contra el botellón en la capital española y ha dado como resultado más de quinientas denuncias por consumir alcohol en la vía pública. Este dispositivo ha tenido lugar en los distritos de Moncloa y de Centro solamente, en el cual ha intervenido unos 200 agentes de la Policía Municipal.

Una vez más, el Ayuntamiento de Madrid intenta hacer algo contra el arraigado hábito de consumir alcohol en la calle, siendo su objetivo el de prevenir y erradicar el consumo de alcohol en la vía pública. Siendo realistas, el consistorio madrileño se encuentra muy lejos de erradicar esta práctica aunque haya hecho algo por combatirla en cierta medida.

Uno de los grandes problemas a los que se enfrenta la ciudad de Madrid es el conflicto que existe entre aquellos que se divierten y quienes descansan. El botellón perjudica algo más que el descanso de las personas que tienen que trabajar: es la fuente de cuantioso gastos en limpieza de las calles, motivo de servicios de urgencias recurrentes médicas, etc. El botellón provoca grandes estropicios en las calles, que se deben reparar y limpiar.

Los gastos de reparación y limpieza corren por cuenta del ayuntamiento, por lo que, a fin de cuentas, es un gasto que pagan todos los ciudadanos con sus impuestos. Aquí tenemos uno de los problemas más graves de esta práctica: pagan por los desperfectos los que beben y los que no. Además, si tenemos en cuenta que la mayoría de los que hacen botellón son menores de edad o jóvenes desempleados en realidad los gastos corren de cuenta de quienes sí pagan impuestos en la sociedad.

Analizando de esta forma la situación salta a la vista por qué el botellón debería controlarse en mayor medida. No basta con ilegalizar el consumo de alcohol en la calle fuera de establecimientos que dispensan bebidas, pues como vemos muchas personas hacen caso omiso a esto. Lo que se debe hacer es educar a la ciudadanía en prácticas más cívicas.

Con respecto a los desperdicios que el botellón genera, hay que crear consciencia del problema en los jóvenes para que – al menos -  no tiren basura en la calle cuando salen a divertirse. Recordemos que estos desperdicios hay que recogerlos y en ello se va gran cantidad de dinero público. En vez de multar a quienes son denunciados por consumo de alcohol en la vía pública, se debería castigar a estas personas con servicios sociales como el de recogida de basura que el botellón genera.

Por otra parte, otro de los grandes problemas del botellón son los ingresos en urgencias o la atención médica que necesitan quienes beben en exceso. En una sociedad en la que el consumo de alcohol empieza, como media, a los 13 años y en la cual está tan extendido el botellón es inevitable que acontezcan ingresos en urgencias por intoxicación, coma etílico, etc.

Este un serio problema que, si bien no muchas veces termina en fallecimiento, genera gran cantidad de gastos en servicios médicos que se podrían destinar a otros fines. Este es uno de los mayores problemas generados por el botellón y el desenfrenado consumo de alcohol que pregonan los jóvenes (y no tan jóvenes) en España.

¿Qué está haciendo el ayuntamiento de Madrid para solucionar este problema? Pues bien, hay campañas contra el botellón y el consumo de alcohol pero creo que se debería ir un paso, o dos, más allá n este respecto. Hay que llegar a los jóvenes antes de que tengan edad para consumir alcohol o siquiera plantearse seriamente hacerlo.

Una de las metas debería ser acercar lo más posible la edad legal para el consumo de alcohol con la edad práctica, que ahora mismo se diferencian en más de cuatro años. Esta situación es de lo más preocupante, pues implica que muchos menores de edad consumen alcohol, no solo en Madrid sino en todo el país.
Ante esta realidad, me pregunto ¿de qué sirve entonces que la edad legal de consumo de alcohol se haya establecido por ley en 18 años? Creo que las autoridades deberían hacer más para combatir la situación actual, pues es una gran fuente de problemas. Para empezar, el gasto público está siendo engrosado por una situación evitable. Por otro, tener un comportamiento tan negativo tan generalizado impide el buen funcionamiento de la sociedad de muchas maneras.

Imaginemos tan solo lo que se podría hacer con todo el dinero que se dedica al botellón, a reparar los desperfectos que genera y a combatirlo. No digo que se deba acabar con el consumo de alcohol, pues en realidad creo que cada uno debería ser (a partir de los 18) libre de consumirlo cuando quiera pero con criterio. Muchas personas no pueden controlar (en contra de lo que afirman) este consumo de alcohol y necesitan ayuda. Esto también es una realidad a la que muchas personas no hacen frente.

¿No se supone que los políticos velan por el bienestar del país? Pues siguiendo esta línea llegamos a la inevitable conclusión de que deben hacer más por solucionar el problema del botellón. Deben de contemplarse todas las posibilidades para llegar a la mejor solución posible. En algunas ciudades es legal consumir alcohol en la calle y lo que se consigue es que esta práctica se realice solo en ciertos lugares mayoritariamente. Esto disminuye los gastos en limpieza en cierta medida.


Si bien esto no sería una solución si serviría de medida para reducir los gastos que el botellón supone a las arcas públicas y, por lo tanto, al ciudadano que paga sus impuestos. ¿Por qué no se plantean esto los políticos en vez de recortar en algo tan vital como la educación o en invertir en los cada vez más utópicos juegos olímpicos de Madrid?

César P.

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