16 de junio de 2014

El hijo de Gallardón se da la fuga tras un choque

Después del incidente de Esperanza Aguirre en la Gran Vía de Madrid, no esperábamos otro escándalo automovilístico vinculado a un político en mucho tiempo. Para sorpresa de todos, el pasado fin de semana se registró un choque entre dos turismos en el barrio de Chamberrí y el nombre del ministro de justicia, Alberto Ruíz-Gallardón, salió en dicho incidente como uno de los involucrados. Es más, al principio se creyó que había sido él quien se había dado a la fuga.

Poco después, los policías averiguaron que no era el ministro sino su hijo mayor quien conducía el vehículo. Sin embargo, el primogénito no se presentó a las pruebas de alcoholemia o, mejor dicho, los policías no pudieron realizar dichas pruebas ya que no se les permitió la entrada en el domicilio de Gallardón. Para variar, el ministro no ha declarado al respecto y el propio involucrado ha hecho lo mismo.

Como vemos, una vez más, estamos ante un caso de no predicar con el ejemplo y está vez se trata de nada más y nada menos que del ministro de Justicia. Sí, es verdad que no se trató de él mismo y cierto es que él no puede tener un completo control sobre las acciones de uno de sus hijos pero aún así mucho dice esto sobre la educación del mismo. Además, con toda sinceridad, no entiendo por qué se tuvo que dar a la fuga si no tenía nada que temer, como se suele decir.

Al parecer, lo primero que se aprende cuando se está en el poder o cerca de él es a no dar explicaciones cuando algo sale mal, es decir, a darse a la fuga. Después, se impide que los policías hagan investigaciones y asunto arreglado. Todo queda en algo que no se investiga. Si un ciudadano hace lo mismo, lo termina pagando caro porque – como poco – se come la denuncia de los policías por no presentarse a las pruebas pertinentes y, encima, por darse a la fuga.

Hablamos de algo muy serio, pues darse a la fuga puede significar la muerte de un herido si no se le atiende a tiempo. En este caso, no hubo ningún herido que lamentar pero quién nos asegura, cuando a estas personas concierna, que el día que los haya no se darán también a la fuga.

Me parece otro caso evidente de negligencia en las altas esferas. No se deberían de dar casos como estos, ya que quienes ostentan cargos tan importantes como el Ministerio de Justicia deberían ser capaces de predicar con el ejemplo. Eso como poco. Y de sanciones no hablamos…

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