5 de junio de 2015

Gente que no vacuna a sus hijos por diversos motivos

Una de las mayores ventajas de la sociedad actual es que contamos con una atención médica sin precedentes en muchos países. Es decir, gran parte de las enfermedades se pueden evitar durante los primero años de vida y, como consecuencia, se consigue que el desarrollo de las personas no se vea seriamente afectado por enfermedades especialmente peliagudas como la polio, el sarampión, etc. Y todo gracias a unas vacunas que causan molestias en su momento pero muchas ventajas después.

A pesar de ello, hay casos y casos, algunos niños se enferman o tienen mucho malestar debido a ciertas vacunas. Es inevitable que así sea, ya que cada persona es distinta y las vacunas se hacen para “todos”, no se personalizan por ahora. Hace unos días, ha llamado la atención que haya un niño con difteria en España, ya que se considera una enfermedad completamente erradicada. ¿Cómo ha pasado esto? Los padres se negaron a vacunar al niño y tuvo la mala suerte de acabar enfermando.

El problema no ha sido baladí, ya que al tratarse de una enfermedad “erradicada”, los médicos ya no tienen experiencia práctica tratándola. Esto ha complicado un poco más el asunto de lo que cabría esperar y ha abierto la controversia sobre si los padres deberían llevar a cabo este tipo de acciones por los motivos que sea. Algunos alegan que las vacunas no son la única forma de prevenir enfermedades pero tenemos que admitir que es un recurso que ha probado su eficacia en gran medida. La efectividad es innegable y se deja ver en los primeros años de vida, cuando el organismo está generando los anticuerpos que previenen las enfermedades más dañinas para un adulto.


Pues bien, hay quien cree que las vacunas son malas y sí, puede que no sean perfectas e incluso puede que algunas no sean tan efectivas como cabría esperar pero tanto como “malas”, lo dudo. El inconveniente es que los padres tienen la última palabra en lo que a vacunar a sus hijos se refiere y si ellos están en contra no hay mucho que hacer, ¿verdad? Lo más triste del asunto es que el perjudicado siempre será el menor en cuestión, quien no dispondrá de los anticuerpos que necesita. Siempre habrá una minoría que mantiene sus propias ideas aunque los demás no veamos inconveniente al sistema establecido, solo queda concienciar.

César P.

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