Siempre me
hablaban de la importancia de aprender inglés cuando era niño. No
recuerdo haber cuestionado la importancia de estudiar en ningún
momento de mi vida y ahora menos que nunca pondría en duda lo útil
que resulta saber inglés. Hay gran cantidad de ventajas para quienes
sabemos inglés a nivel avanzado. Son tantas que resulta casi
superfluo mencionarlas, me centraré en alguna de las cosas pequeñas
para intentar resaltar hasta qué punto influye en mí este idioma,
desde ver contenido en la Internet de forma habitual sin esperar a
que se traduzca hasta trabajar como traductor o escritor freelance.
Simplemente, no podría concebir mi vida sin recurrir al inglés a
diario, a menudo hasta pienso en este idioma.
Resulta un
fenómeno curioso que a veces vengan a mí las palabras en inglés
antes que español. En esos momentos sonrío debido al aprecio que le
tengo al idioma anglosajón. Tanto es así que en ocasiones he
pensado en si me gustaría hacer una filología pero creo que me
contentaré por ahora con subir al siguiente nivel. Tendré que
estudiar mucho pero supongo que será llevadero porque siempre he
disfrutado con los idiomas, a pesar de los malos ratos de la
conjugación en francés. El inglés es bread and butter (pan y
mantequilla), no le veo complicación alguna ni en las estructuras
gramaticales ni el el uso de los verbos.
En comparación a
otros idiomas (francés o el infame alemán), es fácil o
medianamente asequible. El problema que tienen muchos alumnos a
quienes tengo que enseñarles inglés es que llevan tiempo con
agujeros en sus conocimientos y resulta complicado paliar estas
carencias cuando solo cuentas con unas pocas horas para ello. Es más
difícil enseñar un idioma con clases particulares que una
asignatura de ciencias. Cuando tienes que echar cuentas puedes
enfocar el aprendizaje a la resolución de problemas. Sin embargo,
cuando tienes que aprender un idioma debes enfocarte no solo en hacer
ejercicios sino en aprender el vocabulario.
Resulta complicado
repetir tantas veces ejercicios limitados a los conocimientos de los
alumnos. Sin embargo, los alumnos no se enteran de las estructuras
más básicas y me veo obligado a repetir los ejercicios una y otra
vez. Lo más desconcertante es hacer los mismos ejercicios en otro
contexto (referidos a otro tema, por ejemplo) y que esto desconcierte
a los estudiantes. El contexto tiene una gran influencia en los
ejercicios que se realizan, lo cual complica mucho la enseñanza del
inglés y de otros idiomas. Lo más triste es el escaso nivel que se
alcanza en la ESO. Incluso en bachillerato los alumnos no pueden
mantener apenas una conversación mínima en inglés. Así no vamos a
ningún lugar.
César P.
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