23 de marzo de 2015

Camello, león y niño


Todas las personas nacemos en la oscuridad de la ignorancia, alcanzamos la racionalidad característica de nuestra especie, ardiente como una llama y, poco a poco, volvemos a apagarnos. Este es el ciclo de la vida visto desde el punto de vista de nuestro conocimiento y entendimiento del mundo. Nietzsche veía la transformación del alma como el viaje hacia el superhombre (el hombre libre idealizado) dividida en tres etapas: camello, león y niño.

Si bien nacemos como niños, evolucionamos a un estado mental de esclavitud a lo largo de los primeros años de vida. Apenas somos conscientes de ello pero cuando nos damos cuenta ya es un poco muy tarde, estamos atrapados por la hipoteca, el matrimonio y una larga lista de obligaciones. Nos volvemos camellos, llevamos la carga encima sin apenas protestar, y si osamos hacerlo nos cae un palo. El castigo nos obliga a seguir llevando la pesada carga sin importar nuestras quejas.

Sin embargo, el inconformismo nos corroe por dentro y sufrimos en silencio todo el tiempo. El camello es la antítesis del superhombre, es la definición del esclavo que no puede dejar su carga porque el amo lo tiene sometido. Cuando el esclavo se da cuenta de su condición, sin embargo, surge la esperanza de que tome una decisión relevante para su existencia: sigue siendo camello o se levanta como león.

El león pelea y es fiero. El león combate aquello que quiere someter al hombre con garras y no siente miedo. El león vive el momento, muere con la melena al viento o devora airoso la presa que acaba de someter. El león es el amo de sí mismo, es la definición de hombre con coraje que combate su antes lamentable existencia para desligarse de las cadenas de la esclavitud. Ahora bien, puede cazar o ser cazado en su osadía.

Si tiene éxito, llega el niño. Una vez más, el hombre vuelve a ser un niño recuperando la condición de la que fue desprovisto por la vida misma. El niño se hizo hombre, el hombre se sometió como camello, el león liberó al hombre y éste volvió a ser niño completando el círculo de la vida. La transformación que sufre el alma de una persona es directamente responsable de decidir quién será, amo o esclavo.

El superhombre no es una meta, es un camino al que el hombre está condenado si tiene valor. En cambio, si carece de ello ni siquiera se preocupa, ya que no es consciente de su estado, el camello es feliz llevando su carga. El león puede perecer en su combate. El niño es libre de ser sí mismo en todo momento. 

¿Quién eres tú?

César P.

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