3 de marzo de 2013

¿Quién entiende a los alemanes? (II)


En esta ocasión vamos a hablar de otro asunto peliagudo del alemán: los géneros. En español tenemos dos, femenino y masculino, de toda la vida. Cabe decir que el género neutro existe y, más específicamente, existe en el alemán. Esto añade complejidad a lo de coordinar géneros a la hora de expresarnos en alemán, y esto lo enlazaremos con otro elemento problemático del alemán, más adelante: la declinación.

En español ambas cosas no existen. Lo único neutro que tenemos es lo que comienza esta frase: el artículo neutro lo. Además, se podría argumentar la neutralidad de las frases impersonales con se pero ese no es el caso, el asunto es sencillo: referirse a algo neutralmente en español no tiene repercusiones. En alemán sí, ya que las palabras deben ir acorde con dicho género. Recordemos la concordancia en género y número de las clases de Lengua de secundaria.

No tener dicha concordancia sería tan raro como decir el casa, la sol o el lluvia. La concordancia en género es una condición que nadie se puede saltar si desea hablar correctamente en alemán. Y hay tres géneros posibles.

Por su parte, la declinación hace lo suyo obligando a que las palabras vayan cambiadas (declinadas) según el caso en que se utilizan. Hay cuatro casos: acusativo, dativo, genitivo y nominativo. Esto puede sonarle familiar a quienes hayan estudiado griego o latín. La declinación es un mecanismo por el cual las palabras varían según se usen para afirmar, referirse a un posesivo, etc… En español esto lo hacemos usando preposiciones y otras palabras, por lo que el mecanismo nos parece muy extraño al principio.

Claramente, esto supone una dificultad nada desdeñable a la hora de aprender a decir cualquier cosa en alemán. A estas alturas a nadie sorprenderá que los hispanohablantes tengan un alto riesgo de no coordinar bien las palabras, ya sea en género o en declinación. Para declinar hay que pensar en el rol de una palabra dentro de una frase y si al mismo tiempo debemos pensar en el género y número…

Pongamos un ejemplo clarificador – o no – de este asunto:

Raquel (nominativo) hat sich (dativo) die Haare (acusativo) geschnietten.
Traducción: Raquel se ha cortado el pelo.
Literalmente, sería algo así como “Raquel ha se el pelo cortado” pero es obvio que no se debe traducir de esa forma, el orden de las palabras no es el mismo en alemán pero eso es un fenómeno de construcción gramatical inherente a este idioma. Sucede en todos los idiomas.

Todas las palabras menos los verbos se declinan, por lo que el mecanismo debe aprenderse. Hay tablas en las que se pueden consultar las declinaciones según los casos o las estructuras usadas, es decir, aquello que queramos decir.

Volviendo a los géneros. Como es de suponer – ya que sucede en muchos idiomas – los géneros de los objetos no suelen coincidir con los del español. Así, tenemos casos curiosos como Die Sonne (la Sol) y Der Mond (el Luna). Al menos Die Erde (la Tierrra) coincide. Así, hay cierta dificultad añadida al aprender nuevas palabras pues debemos memorizar el género. En caso de que coincida con el género en español la cosa es más sencilla pues tendremos una vocecilla interna que nos dirá que es como en español.

Y no hay género sin número, así que hablemos de los plurales: son irregulares en gran medida. Esto añade una gran complejidad a la hora de aprender vocabulario en alemán porque es preciso memorizar cada palabra con su género y su plural.

De otra forma no podríamos hablar correctamente. Un de ejemplos sencillos son la palabra árbol, der Baum/die Baüme, o hermano, der Bruder/die Brüder. Parece que no cambian pero las palabras en singular son muy distintas a aquellas en plural. Desde luego, existen reglas para los plurales pero son muchas y resultan un tanto obscuras, a efectos prácticos puede ser más sencillo memorizar los plurales de las palabras.

Así, volvemos a concluir que es preciso memorizar para avanzar en el aprendizaje del alemán. Esto requiere esfuerzo, constancia  y mucha paciencia. 

César P.

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