En esta ocasión vamos a hablar de otro asunto peliagudo del alemán: los géneros. En español tenemos dos, femenino y masculino, de toda la vida. Cabe decir que el género neutro existe y, más específicamente, existe en el alemán. Esto añade complejidad a lo de coordinar géneros a la hora de expresarnos en alemán, y esto lo enlazaremos con otro elemento problemático del alemán, más adelante: la declinación.
En español ambas cosas no existen. Lo único neutro que
tenemos es lo que comienza esta frase: el artículo neutro lo. Además, se podría argumentar la neutralidad de las frases
impersonales con se pero ese no es el
caso, el asunto es sencillo: referirse a algo neutralmente en español no tiene
repercusiones. En alemán sí, ya que las palabras deben ir acorde con dicho
género. Recordemos la concordancia en género y número de las clases de Lengua
de secundaria.
No tener dicha concordancia sería tan raro como decir el casa, la sol o el lluvia. La concordancia en
género es una condición que nadie se puede saltar si desea hablar correctamente
en alemán. Y hay tres géneros posibles.
Por su parte, la declinación hace lo suyo obligando a que
las palabras vayan cambiadas
(declinadas) según el caso en que se utilizan. Hay cuatro casos: acusativo,
dativo, genitivo y nominativo. Esto puede sonarle familiar a quienes hayan
estudiado griego o latín. La declinación es un mecanismo por el cual las
palabras varían según se usen para afirmar, referirse a un posesivo, etc… En
español esto lo hacemos usando preposiciones y otras palabras, por lo que el
mecanismo nos parece muy extraño al principio.
Claramente, esto supone una dificultad nada desdeñable a la
hora de aprender a decir cualquier cosa en alemán. A estas alturas a nadie
sorprenderá que los hispanohablantes tengan un alto riesgo de no coordinar bien
las palabras, ya sea en género o en declinación. Para declinar hay que pensar
en el rol de una palabra dentro de una frase y si al mismo tiempo debemos
pensar en el género y número…
Pongamos un ejemplo clarificador – o no – de este asunto:
Raquel
(nominativo) hat sich (dativo) die Haare (acusativo) geschnietten.
Traducción: Raquel se ha cortado el pelo.
Literalmente, sería algo así como “Raquel ha se el pelo
cortado” pero es obvio que no se debe traducir de esa forma, el orden de las
palabras no es el mismo en alemán pero eso es un fenómeno de construcción
gramatical inherente a este idioma. Sucede en todos los idiomas.
Todas las palabras menos los verbos se declinan, por lo que
el mecanismo debe aprenderse. Hay tablas en las que se pueden consultar las
declinaciones según los casos o las estructuras usadas, es decir, aquello que
queramos decir.
Volviendo a los géneros. Como es de suponer – ya que sucede
en muchos idiomas – los géneros de los objetos no suelen coincidir con los del
español. Así, tenemos casos curiosos como Die Sonne (la Sol) y Der Mond (el Luna).
Al menos Die Erde (la Tierrra) coincide. Así, hay cierta dificultad añadida al
aprender nuevas palabras pues debemos memorizar el género. En caso de que
coincida con el género en español la cosa es más sencilla pues tendremos una
vocecilla interna que nos dirá que es como
en español.
Y no hay género sin número, así que hablemos de los
plurales: son irregulares en gran
medida. Esto añade una gran complejidad a la hora de aprender vocabulario en
alemán porque es preciso memorizar cada palabra con su género y su plural.
De otra forma no podríamos hablar correctamente. Un de
ejemplos sencillos son la palabra árbol, der Baum/die Baüme, o hermano, der
Bruder/die Brüder. Parece que no cambian pero las palabras en singular son muy
distintas a aquellas en plural. Desde luego, existen reglas para los plurales
pero son muchas y resultan un tanto obscuras,
a efectos prácticos puede ser más sencillo memorizar los plurales de las
palabras.
Así, volvemos a concluir que es preciso memorizar para
avanzar en el aprendizaje del alemán. Esto requiere esfuerzo, constancia y mucha paciencia.
César P.
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