Por mucho que algunos de
los países miembros de la Unión Europea quieran mirar para otro lado sobre un
asunto que no les afecta en la misma medida que a otro países la inmigración es
un problema de todos los miembros de la Comunidad Europea. Es cierto que llegan
inmigrantes a las costas de España, Italia y Malta pero no a, digamos, Noruega.
Sin embargo, las medidas a tomar sobre inmigración deben de valorarse entre
todos los países miembros.
La inmigración es un problema que lleva décadas afectando a
los países sureños de Europa en mayor medida que a todos los demás. La principal
oleada de inmigrantes que intentan encontrar un lugar en Europa proviene del
norte de África debido a la escasa distancia que el Mediterráneo separa las
costas europeas de las africanas en algunos puntos. Este es uno de esos
problemas a los que se le han puesto innumerables parches pero poco se ha hecho
para cambiar la causa del mismo.
Las personas que
arriesgan sus vidas para llegar a Europa en busca de un porvenir económico
mejor para sí mismos y para sus familias no lo hacen por diversión ni porque
quieran llenar de personas algunos de los países de Europa, lo hacen por
necesidad. Necesidad de tener una vida decente y sin carencias, necesidad de
algo mejor para llevarse a la boca cada día y necesidad de mantener a sus hijos
y familiares, etc.
¿Cuál ha sido la
respuesta de la UE frente a las interminables oleadas de inmigrantes que llegan
desde África en pateras y por otros medios ilegales? Se han aumentado los
controles marítimos, se han puesto vallas más grandes y reforzadas en ciudades
como Ceuta o Melilla, se han expulsado a familias enteras de países como
Francia, etc. Es decir, se ha intentado echar de Europa a las personas que han
llegado ilegalmente, por una parte, y por otra se han hecho mucho para evitar
que lleguen más personas reforzando las fronteras.
¿Es esto la solución al problema? Ya vemos que no, pues siguen llegando personas en
igual o mayor medida cada semana. Y de vez en cuando saltan en los medios
noticias de un naufragio de alguna de las destartaladas pateras que usan los
inmigrantes para llegar a España o Italia cifrando las víctimas mortales en
decenas. A veces mueren mujeres embarazadas, niños, mayores, etc, etc, etc.
Parece mentira que en el
siglo XXI aún hayan paredes invisibles, llamadas fronteras, que separen a
quienes viven de forma decente de los que no. Y que estas paredes sean la causa
de muerte de muchas de las personas que al no tener nada que perder deciden
pasar al otro lado arriesgando lo único que les queda: sus vidas.
La causa de la
inmigración es simple: la desigualdad.
O en otras palabras, el primer mundo y el tercero. Que haya un lugar en el que
las personas tengan derecho a sanidad pública – aunque cada vez más privatizada
– y otro en el que no tienen ni agua potable en sus casas, por poner un
ejemplo. Si se trabajase en deshacer esta desigualdad las personas no tendrían
que emigrar de sus países de origen de forma tan desesperada.
Por su parte, la gran
mayoría de países de la UE no se preocupa demasiado en lo que la inmigración en
masa conlleva. Incluso aplazan las reformas a este respecto para mejores
momentos en vez de actuar con presteza. Y yo me pregunto, si algunos viven
mejor que otros, ¿por qué no es posible
que los primeros vivan un poco peor para que los segundos vivan un poco mejor,
y así se alcance el equilibrio? Y eso no se aplica solo entre Europa y
África, sino también dentro de nuestra sociedad.
César P.
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