28 de abril de 2015

Cuidado con las falsas promesas electorales

Algunos prometen hasta que la meten. Y una vez metida…
Debería aprobarse una ley en España que, al igual que sucede en países más civilizados, castigue a quienes incumplan promesas electorales. Ahora mismo, hay algunos partidos que están lanzando promesas para atraer a muchas personas que no ven la luz al final del túnel. Lo que acabará pasando, como en otras ocasiones, es que más de uno votará por desesperación.

Pero los resultados pueden ser catastróficos. Mi opinión es que salga quien salga elegido en las próximas elecciones, todos lo pagaremos caro. Ahora bien, ¿cuál es el mal menor? Difícil saberlo, sobre todo teniendo en cuenta el historial de ciertos partidos mayoritarios que han metido la pata hasta el fondo del charco. Lo único que han hecho ambos partidos de la misma forma es promulgar que ya no había crisis, o sea, mentirnos a todos a la cara.

Menos mal que algunos nos prometieron que no subirían los impuestos. Actualmente, tenemos los impuestos más altos de la historia y no tiene pinta de que vayan a bajar en un futuro cercano. Además, los emprendedores están ahorcados y tienen pocas formas de salir del atolladero. A pesar de que hay ayudas, la mayoría están destinadas a salvar empresas que van a quebrar de todas formas.

¿Qué sentido tiene haber invertido tanto dinero en cajas de ahorros y bancos que siguen siendo una especie de agujero negro para el dinero? En lugar de dar liquidez a las empresas emergentes, se ha optado por salvar a viejos dinosaurios cuyo comportamiento ha sido, cuanto menos, irresponsable. Así las cosas, ¿qué opciones plantean los candidatos? Hay un poco de todo, pero algunas promesas electorales son poco creíbles.

Si yo me presentase a las elecciones y prometiese trabajo para todos, ¿tendría opción a salir elegido? Esa parece ser la estrategia de quienes prometen cosas como una renta para todos los españoles a pesar de que dar dinero a cambio de nada no es más que desperdiciarlo. ¿Quién pagaría esos “sueldos”? Salta a la vista que lo que pretenden es captar el voto de quienes están muy desesperados tras años de vivir, literalmente, en la mierda.

A día de hoy, no creo que haya ningún buen candidato. Los de los partidos mayoritarios ya sabemos la que nos pueden liar y los de los nuevos partidos serían el posible “bueno por conocer”. ¿Nos la jugamos por quienes aún no nos han decepcionado del todo aunque ya han hecho también lo suyo para andarnos con ojito? Recordemos que ya han salido tramas de corruptelas en algunos de los nuevos partidos.

¿Es que no hay nadie legal cuando se trata del sillón presidencial?

César P.

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