Al hilo de la última entrada de Rubén quería comentaros algo más acerca de la percepción de la Historia, que en este nuestro país es más bien un caso crónico de amnesia selectiva, enfermedad bastante incapacitante a la hora de juzgar la realidad con un criterio bien formado, que cursa con arrebatos furibundos de memoria "histérica"y anhelos revanchistas envueltos en colorido ropaje de presunta justicia.
Todo esto viene a cuenta de una noticia que escuché la semana pasada en el telediario de la noche en Antena3, y que venía a decir algo así como que un comité de expertos había aconsejado la necesidad de exhumar los restos de Franco que reposan en el Valle de los Caídos y trasladarlos a otro lugar; me quedé tan perpleja que, si en ese momento me pinchan, no sangro ni una sola gotita.
Mi absoluta perplejidad, tenía varios niveles de lectura, el primero de los cuales era el más obvio: inmersos como estamos en un proceso de trapaso de poderes tras las elecciones generales, intentando acelerarlo porque la situación miserable del país lo requiere, con cinco millones de parados (vaya usted a saber si no serán más), destrucción masiva de empleos, una prima de riesgo de infarto y ¿algunos "iluminados" están preocupados por la última morada de Franco? Claro, cuando uno se va a ir a la calle con una pensión vitalicia de varios miles de euros, aunque haya sido el peor presidente del Gobierno que ha conocido la España moderna, puede pretender vender esa noticia como cortina de humo y, de paso, terminar de expoliar las arcas del Estado ( porque habrá que pagar a esos pretendidos expertos ¿en que´?; ni os cuento si la idea se lleva a la práctica).En este momento tan difícil, no me puedo creer que haya algún español al que le quite el sueño por las noches el tan traído y llevado asunto del Valle de los Caídos.
No es que defienda a Franco, que a fin y a la postre fue la cabeza de un régimen dictatorial, algo que nunca es bueno por definición, sin importar el signo político: se trata de un estado fundamentado sobre el recorte, cuando no la privación, de las libertades individuales más elementales: expresión, asociación, culto, prensa, pensamiento,etc. Pero, y ahí va el segundo de los niveles al que me refería más arriba, digo yo que tendrá algún derecho a que su cadáver no sea zarandeado según los caprichos de un grupo de amnésicos selectivos.
A mí me huele a otro intento desesperado de "ganar" la guerra setenta años después de haberla perdido, y, una vez más, me dan envidia los alemanes, que no han tenido ningún problema en dejar en pie el emblemático campo de exterminio de Auschwitz como recordatorio de lo que sucedió y que no puede volver a suceder; mientras que aquí queremos destruir un monumento con innegable valor artístico, que también podría recordarnos, de forma mucho menos cruenta, que hubo una guerra fraticida que destruyó muchas familias,y que no podemos permitir que su fantasma mine nuestra convivencia más de medio siglo después. ¿O sí?
Kinagaredan
Kinagaredan
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